El Banco Mundial vaticina para el Perú muy buenos resultados: de 7.6 por ciento de crecimiento pronosticado en febrero, pasa a 10.3 por ciento al mes de junio; es la economía de Latinoamérica que mejor desempeño va tener en este 2021.
Esto va muy arriba de Argentina (6.4), Chile (6.1%), Colombia (5.9%), México (5%) y Brasil (4.5%); y en este escenario que lo muestra favorable para nuestro país, el panorama no va pintar bien a partir del segundo semestre como consecuencia de la elección presidencial.
El reconocido economista loretano Roger Grandez comentó que a pesar de esta economía positiva, la cosa podría variar al entrar en una puesta en escena de una política económica (de izquierda o derecha, pero ambos apostando hacia un estado paternalista y menos subsidiario).
Este paternalismo de izquierda y derecha pondría en peligro los resultados macroeconómicos, y en el extremo próximo, el agravante de la conflictividad social y una lucha de poder y control en las altas esferas del Estado.
Considera el Economista que esta situación que va debilitar aún más los resultados microeconómicos alcanzado en los últimos 30 años en cuanto a reducir la desigualdad y el limitado acceso a los servicios públicos básicos, para una gran parte de la población, sobre todo aquellos ciudadanos que se encuentran más lejos, distantes y dispersos.
Son justamente estos eventos que fueron los detonantes de los bulliciosos y cacerolazos que viene ocurriendo en los países de América Latina para manifestar su descontento en las calles, ante un gobierno arrinconado en la pared y ahora puesto en debate sus roles y en discusión sus prioridades de política.
La reciente publicación del Banco Mundial sobre las proyecciones de las economías del mundo en 2021-23, corrige de buena manera sus proyecciones de febrero, cuando estimaba una recuperación de la economía mundial de 4 por ciento.
La rapidez en el proceso de vacunación de los países desarrollados y el descubrimiento de otros fármacos tan potentes como eficaces para evitar el contagio, están acelerando la movilidad social e incrementando la capacidad operativa en planta de las economías del mundo, obligándolos a recuperar el stock de materias primas no consumidas durante el largo periodo de incubación del virus, sus mutaciones y su ataque mortal a la salud humana.
Sin embargo, la economía no es estática y Grandez manifiesta que lo que ya está ocurriendo, y como un mensaje desde el más allá, es una subida del ritmo de la inflación mundial por el lado de la oferta que se va trasladar hacia el mundo a tal velocidad como se propagó el virus del Covid-19.