Delitos contra el bosque

Los delitos contra los recursos naturales, es un tema que debe difundirse con mayor intensidad y por diversos medios y formas de comunicación. Así como las alternativas legales en cuanto a utilización de estos recursos del medio ambiente. Es que somos bosquesinos y un alto porcentaje de nuestra población loretana vive de lo que el bosque nos provee.
Todo esto a colación de que esta semana dos motosierristas de un sector de la carretera Iquitos Nauta fueron mandados a 5 meses de prisión preventiva por el presunto delito contra el bosque en agravio del Estado peruano. Esto ha sido considerado excesivo en comparación de otras denuncias que comprometen grandes cantidades de madera, y reciben un trato diferente.
Esa es la percepción de ciudadanos de diferentes niveles de preparación académica, de la gente que se dedica a otras actividades, pero que está atenta cuando se propalan informaciones sobre el tema madera y su extracción y comercialización ilegal; cuando se conoce de inmensos volúmenes de madera decomisada y los propietarios casi nunca son ubicados, menos sancionados. Esa es la percepción.
Dos hombres que con motosierra en mano cometieron el delito y fueron encontrados en flagrancia, merecen una sanción, por supuesto que sí. Eso no se está negando. El tema es la proporcionalidad. Son 5 meses de prisión preventiva. Tienen domicilio conocido y familia qué mantener. Pudo haber comparecencia simple y/o restringida. Obvio que la familia está pidiendo se reconsidere lo resuelto por el 4º Juzgado Penal.
Este hecho penoso, porque se habla de quitar la libertad a dos personas que viven del bosque, pero que no han tomado conciencia para asumir la responsabilidad de realizar sus actividades en el marco de la ley que protege los recursos naturales. El tema es complicado. Digamos que estamos en un proceso de adaptación. Antes todos echábamos mano al bosque sin restricciones. En la actualidad no debe ser así.
Antes los cuestionamientos solo se daban en la zona rural y casi ni nos enterábamos. Recuerdo a un amigo de San Martín del Tipishca que nos decía, «no puedo cortar mi árbol de caoba, si lo he sembrado para mí». Desde entonces han pasado más de 15 años y se fue adecuando el reglamento a la realidad en el caso de las comunidades que se encuentran dentro de un área de reserva.
La idea es hacer que este proceso no sea traumático para las poblaciones que viven directamente de los recursos naturales que hay en el bosque, «es como su súper mercado», decía un reconocido biólogo e investigador (José Álvarez), porque de allí se proveen para cubrir sus necesidades. Más aún cuando se trate de infractores que no tienen antecedentes, habría que invocar además al criterio de proporcionalidad de los casos.