Grandes extensiones de bosque que nunca fueron utilizadas para los fines que supuestamente iban a ser destinados, con el correr de los años, se fueron convirtiendo en terrenos codiciados por gente que quería levantar una vivienda, un edificio e ir avanzando el crecimiento de la ciudad, pagando por ellos muy buenas sumas de dinero. Y así, Iquitos fue expandiéndose hacia el oeste. Esos terrenos, ubicados a partir de la cuadra 9 de la calle Sargento Lores, adjudicados por la entonces Oficina de Tierras de Montaña del Ministerio de Agricultura a personas que alegremente pedían a su nombre 50 o 100 hectáreas «para fomentar la agricultura» o para «fomentar la ganadería», eran selva virgen donde vivían lagartos, boas, sajinos, añujes y punchanas. Entonces, como esas personas pertenecían a la entonces llamada «sociedad loretana», les concedían el pedido. Al final nunca sembraron una yuca o nunca criaron una vaca. Posteriormente sus sucesores, hasta se dieron el lujo de «donar» esos terrenos del Estado Peruano para obras de necesidad pública. Eso, para comenzar.
Cuando el Estado concesiona los bosques, lo hace para que los bosques sean explotados racionalmente, sin llegar a la depredación, pero no es así. Las concesiones forestales no van a detener ni la minería ilegal ni el narcotráfico. En todas partes, hay un grado de corrupción y degradación de valores, que quienes se presentan como señores empresarios son los primeros en violar la ley, presentando documentos falsos para hacer pasar la madera ilegal, que los encargados de fiscalizar esto se hacen de la vista gorda y dan visto bueno a lo prohibido. Esa es la verdad desnuda. Ya no se puede confiar de nadie, porque todos tienen una voracidad para extraer los recursos naturales arrasando con todo, sin reponer el recurso como manda la ley.
Eso de que con las concesiones forestales se va a menguar o combatir males mayores, es una utopía que esconde tras sí, grandes intereses que no dudarán en convertir en desierto el hoy frondoso bosque.
Concesiones forestales
Un comentario sobre “Concesiones forestales”
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Ambos párrafos son excelentes resúmenes de la realidad de los bosques, las tierras y de los empresarios en Loreto. Tallar los árboles, actualmente ya todos son maderables, para el aserrado y la venta de maderas. Quizá sea difícil entender que la realidad economía de la población de Loreto (en ciudades y rurales/ribereños o bosquecinos) es recolectora y extractiva. Entonces también entender que las aguas y sus peces, los suelos en general pobres excepto los inundables, pero en el subsuelo yacen el petroleo y el oro, los bosques con árboles frondosos, palmeras, bejucos, epífitos y otros, los animales de todo, conforman el sistema ecológico donde cuando uno falta el otro o los otros pueden desaparecer o extinguirse. Cosechar o aprovechar con inteligencia humana sin dejar que ninguna desaparezca es el manejo y practicar la racionalidad en el ecosistema amazónico (o loretano en esta parte).
La Amazonia los empresarios extractores que aprovechan la pericia recolectora de la población rural nunca entenderán que sus recursos o materia prima provienen de un ecosistema. Entonces para los bosques y la sociedad en Loreto, los empresarios extractores son los peligrosos cuando se transforman en dirigentes o líderes politiqueros, o mentores y soportes financieros de líderes que aprovechan los principios de la democracia y participación ciudadana, con la nueva modalidad del «saqueo de la conciencia para el voto en elecciones. La lectura del diario La Región me lleva a interpretar los motivos, causas o ambiciones de la propuesta del Tren Iquitos – Yurimaguas, Pues el «famoso empresario Presidente Regional» sostienen la necesidad, para hacer que los empresarios extractores (madereros)fomenten la tala de árboles y transportarlos al mercado. Un sabio e inteligente líder que afirma sacar del aislamiento a la Región, pero costa del futuro «desierto» del territorio Loretano.