Cero de nota

Las clases escolares no se han iniciado en todos los lugares de la región por una diversidad de motivos. Sin embargo, dentro de este gran grupo existen situaciones que se pudieron prever, y evitar el malestar no tanto expresado, pero sí sentido por parte de los niños y niñas.
Un caso que nos llamó mucho la atención por haber ocurrido en la misma ciudad de Iquitos Metropolitano en el distrito de Belén, es que se haya permitido que los escolares realicen sus labores escolares en medio de la calle con riesgo de lluvia o de soleada mañana.
El problema es que la crecida del río Itaya (en esa zona) ha llegado a cubrir el piso y afectado el local escolar. Para solucionar este problema y no perder las clases, tanto los docentes como los padres y madres de familia debieron preocuparse en encontrar una solución.
Más extrañeza nos causa porque la jurisdicción de Belén está en la normativa de la declaratoria de Emergencia dada por el gobierno nacional, por motivo de una fuerte inundación pronosticada por el ente respectivo, en tanto la situación de dicho colegio está en las prioridades.
Son varios niveles de atención en el que han podido hacer gestión tanto directivos del colegio, de la asociación de padres de familia, los agentes municipales; y tocar las puertas de varias entidades como la misma municipalidad del sector.
Y nos preguntamos qué se hizo? Se fueron a tocar las puertas en primera instancia de las autoridades de la jurisdicción, y si no hacía efecto, acaso acudieron al programa respectivo sobre riesgos de la Dirección Regional de Educación? Y si lo hicieron y no obtuvieron respuesta positiva porqué esperar el inicio de clases y hacer pasar situaciones humillantes a los alumnos como hacer clases a la intemperie.
Les pondríamos cero de nota a los gestores de este colegio de Belén, porque además utilizaron en la forma de protesta a los niños y niñas, en lugar de ser los adultos únicamente quienes muestren la indignante realidad que atraviesan al no contar con un espacio dónde realizar las labores escolares, mientras bajen las aguas del río.
Lo que tenemos que entender es que no podemos jugar con la expectativa de nuestros hijos e hijas, de alistarlos para asistir al colegio sabiendo que no existe el espacio físico a donde llegarán, sino que serán colocados en media calle, para mostrar la ineficiencia de los adultos, tanto de los gestores como de los responsables de encontrar soluciones.
Es hora que la Dirección Regional de Educación a través de la Ugel, procese administrativamente y realice las denuncias civiles que el caso amerite, contra quienes sean docentes y/o padres y madres de familia que utilicen a los menores en asunto de adultos. Se tiene que instaurar la firmeza.