«ASI ES LA SELVA»

Por: Raúl Pereira

 

Es una obra literaria que escribió el R.P. Avencio Villarejo, allá por el año 1943.

Este libro es el producto del claro conocimiento y experiencia que el actor de la realidad de nuestra Amazonía, que la había recorrido palmo a palmo cumpliendo su labor apostólica, llegando a pueblos, ríos, quebradas, generalmente trasladándose en canoas a golpe de remo, sin mayores medios materiales y en condiciones por demás diferentes, por las inclemencias del clima tropical y aun así, conviviendo con los nativos y eventuales pobladores a quienes impartía sacramentos, erigiendo escuelas, valiéndose de la cuidadosa tarea de apuntar a su paso todo lo que veía y oía, como un viajero amigo, dando todo de sí, muy acucioso en sus tareas como hermano misionero, entusiasta geógrafo, donde encontró su vocación o simplemente como hombre de aventura en un mundo nuevo que lo fascina y quería descubrir.

Este cúmulo de experiencias y novedades que encontraba a su paso, las escribió en su libro «Así es la Selva», lleno de historia y una geografía que se convierte en lo que muchos historiadores y escritores reconocen como la obra literaria más representativa de cuantas se hayan escrito sobre nuestra Amazonía y que ya se encuentra en camino a su 5ta. Edición.

Además de tener una vasta obra literaria reconocida por los títulos recibidos, para nosotros los loretanos tiene un especial recuerdo por la labor como Párroco de la iglesia Matriz, hoy Catedral de la ciudad, al terminar la reparación y ampliación de la Iglesia, obra que como el mismo dice: «Era demasiada ambiciosa y los medios exiguos, pero con la fe en Dios y la confianza en la población, unida a la imperiosa necesidad de levantar un templo digno en la ciudad lo acicalaba».

Que se supiera después, el resultado fue superior a lo esperado y la prensa local aplaudió la obra de los misioneros agustinos en la persona del Padre Avencio, que luce imponente en la plaza de Armas.

No podemos olvidar tampoco la ceremonia que en su homenaje realizó la comuna en los salones de la municipalidad de Maynas en junio de 1992; el alcalde de entonces, Silfo Alván Del Castillo, dando estas frases de saludo y reconocimiento al Padre Avencio:

«Gracias por habernos enseñado lo que es nuestra selva… majestuosa obra de Dios. El pueblo agradece su obra «Así es la Selva», guardaremos por siempre su nombre».

Debemos pedir a nuestras autoridades municipales para que una calle de la ciudad lleve el nombre del Ilustre sacerdote agustino, así siempre lo recordaremos con respeto, agradecimiento y cariño.