Asentamientos humanos

El alcalde de Punchana, Juan Cardama Guerra, ha anunciado la desaparición de muchos asentamientos humanos, levantados en las zonas periféricas del distrito, en previsión a que no se vuelvan a repetir las situaciones por las que han tenido que pasar miles de familias debido a la inundación que los ha obligado a salir de sus viviendas.

 

Eso ha puesto en aprietos a las autoridades de defensa civil, defensa nacional, municipales, distritales y provinciales, y regional, que han tenido que raspar la olla, en algunos casos, para paliar las más urgentes necesidades de los damnificados, que esta vez, han sido mucho más.

La desaparición de estos asentamientos humanos no solo debe darse en el ámbito territorial de Punchana, sino en todos los distritos, adonde está prevista la llegada de las aguas cuando el río crece.

 

Una ordenanza regional establece que los moradores de los asentamientos humanos deberán ser reubicados en zonas donde estén seguros, sin el peligro de ser inundados por el río. Es que nadie puede aguantar la presión de las necesidades y problemas que se amontonan durante la época de creciente. Aún con el apoyo de instituciones y empresas privadas, la ayuda es insuficiente.

 

Eso no debe ir más. Que el esfuerzo sea de una sola vez y que se tome con decisión la medida de la reubicación de las familias de los asentamientos humanos, porque de lo contrario que aquí a un año, nuevamente volveremos a lo mismo, a escuchar los lamentos de las mujeres y las exigencias a veces violentas de los hombres al sentirse desesperados por el drama de su existencia.

 

Las necesidades no solo se dan en materia de alimentación, sino también en salud, donde los más afectados, como siempre, son los niños y ancianos con enfermedades bronquiales e infecciones intestinales, amén de las que luego vendrán en la vaciante por la acumulación de desperdicios y basura.

 

Que el anuncio de Cardama sea imitado por los demás municipios. Los alcaldes que tengan rencillas y distanciamientos con la autoridad regional deberán deponer sus problemas personales en bien de las colectividades que representan y hacer suya la ordenanza regional para reubicar a los vecinos que viven en zonas inundables. Aquí no se trata de política, ni de ambiciones personales o partidarias, se trata del bienestar del pueblo más necesitado.