No hay cuando acabe. La desvergonzada disputa por el poder municipal está más fuerte que antes. Hoy, abiertamente ambos bandos toman sus posiciones dentro del local municipal para, unos agredir y otros defenderse.
La presencia de matones y hasta de sicarios, quién sabe, es por demás evidente. Los del alcalde Charles Zevallos, obviamente no son dirigidos por él, dada su precaria salud, sino, aseguran fuentes confiables, por alguien a quien se le sindica como «el hombre del lechero o el hombre del basurero». En fin, sea como sea, hay una aureola de peligro en los predios municipales porque en cualquier momento se desata una pelea como el amago de bronca que hubo entre un regidor y un matón.
Por otro lado, como anotamos en un editorial anterior, el alcalde Zevallos muestra como un debilucho que apenas puede mantenerse en pie, con la ayuda de otra persona, que tiene que hacer un gran esfuerzo para mover la pierna derecha que la tiene prácticamente muerta como la mano también. Sinceramente triste el espectáculo.
La pelea para aprobar un paquete de obras cuyos costos ascienden aproximadamente a 60 millones de soles es uno de los motivos para que el ambiente municipal de Maynas esté tan cargado de malicia.
Lo que a la colectividad le preocupa es hasta cuándo seguirá esta situación, preguntándose, ¿nadie puede parar esto?, refiriéndose a algún organismo competente que ponga fin a este estado de cosas.
Un llamado, una vez más a la cordura, al entendimiento, a la razón, para que el alcalde, por su propio bien, deje sus funciones a quien corresponde y que la tranquilidad retorne al gobierno local. Pero que sea ya.