Absoluto rechazo

Las agresiones sexuales contra nuestros niños, niñas y adolescentes es un crimen que se comete a diario en nuestro país, donde lamentablemente los victimarios se encuentran en el entorno más cercano de los menores, aunque también proviene de extraños en sus vidas.
Es difícil entender que, a pesar de las drásticas sanciones penales de años de cárcel hasta sentencias de cadenas perpetuas, este crimen contra nuestros menores de edad, siguen ocurriendo en nuestra sociedad donde se dice que existe un rechazo absoluto contra estos actos.
Sin embargo, los adultos tendríamos que hacer un mea culpa sobre cómo a través de diversas formas se hace una especie de “apología a lo sexual” que contribuye a que mentes abusivas refuercen su ataque a nuestros inocentes hijos e hijas.
La incitación hacia lo sexual, están en muchos espacios como en letreros de anuncios de servicios de lavamotos con imágenes de mujeres semidesnudas y en actitud de provocación íntima, algo muy absurdo, pero las autoridades que tienen que ver con las licencias de estos y otros tipos de comercios así lo permiten.
Ni qué decir de cantantes populares y famosos que abiertamente incitan a la agresión sexual, además de hacerlo con sus movimientos, lo hacen a través de las letras de sus canciones, así como existen programas de “espectáculos” a cualquier hora del día que también tienen estas inclinaciones, y no se regula nada, nuestros menores de edad están expuestos a que se normalicen estos mensajes ocultos y sutiles, que también les hace mucho daño, así como a la integridad de las mujeres mayormente, aunque también hay hombres afectados.
Así en el sentido de defender a nuestra infancia el jefe del Gabinete Ministerial Gustavo Adrianzén reafirmó el absoluto rechazo del Gobierno de la presidenta Dina Boluarte a las agresiones sexuales cometidas contra menores de edad, puntualizando a lo ocurrido en la provincia de Condorcanqui, en el departamento de Amazonas.
Como postura está correcta, pero qué se hace con los incitadores que también se configura en delitos, que, amparados en equivocadas libertades, se imponen, y la ciudadanía y autoridades dejan pasar. Nada se regula para proteger a nuestra niñez, que pierde la inocencia no solamente en imágenes, sino en agresiones físicas que les marcan negativamente para toda su existencia. Acciones para prevenir estos ataques, son lo más urgente.