En casi todo el país el viernes 7 de junio se recordó la batalla de Arica y el sacrificio de héroes nacionales como Francisco Bolognesi y Alfonso Ugarte. En esa base nace el Día de la Bandera peruana por la lealtad y heroísmo de aquellos que lucharon es ese episodio bélico con Chile.
Esta fecha fue oficializada mediante el Decreto Supremo del 30 de abril de 1924, que señala que el 7 de junio de cada año se designó como el Día de la Bandera, por lo que se realizan homenajes especiales.
Viendo un poco más la historia, la primera bandera fue diseñada en 1821 por el libertador don José de San Martín, y ha tenido varios cambios hasta que fue finalmente establecida como la tenemos actualmente desde el Congreso Constituyente del 25 de febrero de 1825, donde se mantuvo los colores de rojo y blanco en franjas verticales.
A lo largo de los años y hasta la actualidad hemos escuchado que todos los peruanos y peruanas le debemos respeto y lealtad a la patria, la Constitución y las leyes, y que la figura de la Bandera simboliza estas virtudes, aunque por todo lo que ha pasado y sigue ocurriendo en nuestro país, nos preguntamos, que, si la bandera hablara ¿qué nos dijera?
La primera sensación que tenemos, es de taparnos los ojos con las manos, y luego quitarlas lentamente como queriendo no recibir las peores resondradas de nuestra vida. Lo primero y para resumir todas nuestras maldades con contra de la patria amada, es que acaso es lealtad robarle al Estado los fondos públicos para beneficio propio o de grupos mafiosos, por supuesto que, no.
La Bandera simboliza a la patria, y estamos hablando en términos generales respecto al alto porcentaje de corrupción en nuestro país frente a la hambruna y falta de calidad en sectores claves como educación y salud. Por nuestra parte nos esforzarnos en llevar a la práctica un trabajo ético en el marco de la legalidad. Si la bandera hablara, seguro nos pediría más sinceridad y menos hipocresía.