Esa frase de decir estamos en el primer lugar en tal materia suena bastante ambiciosa, porque hace suponer que representamos a lo mejor que pueda haber, o que somos parte de un grupo que puede presumir una ubicación de privilegio o de sentirse orgullosos.
De hecho, en la vida de nuestra región con sus diferentes provincias y distritos existen en diferentes espacios honrosos primeros lugares que puedan hacer sentir satisfacción y felicidad por lo que hayan logrado.
Sin embargo, los primeros lugares dependiendo en qué, también pueden ocasionar sentimientos degradantes o que nos ocasione tristeza, como el ocupar el primer lugar en Loreto en niños desnutridos y con anemia, o, ocupar el primer lugar en tener las entidades que no han utilizado todo su presupuesto este año 2023 habiendo tantas necesidades.
Ocupar el primer lugar en menos rendimiento escolar en matemáticas y comprensión lectora, y todo a nivel del país. Así como en el tema del embarazo adolescente. Y por si esto fuera poco, ahora también ocupamos el primer lugar en el reporte de conflictos sociales, teniendo 30 en lo que es conflictos socio ambientales.
Es para llorar de la cólera dirán muchos de nuestros lectores, genera realmente una indignación, pero parece que no pasara nada porque hasta ahora se desconoce con todo el ruido que estos temas merecen generarse, que las autoridades competentes, así como los organismos responsables nos informen en detalle de cómo reforzarán sus estrategias para revertir estos desastrosos resultados.
Y como podemos entender, estar en el primer lugar no necesariamente represente un valor, una virtud, un resultado positivo, por lo que a la luz de esas ubicaciones negativas que tenemos como región, es urgente también que la ciudadanía ejerza su derecho de exigir que se realicen los esfuerzos para que cambien totalmente esos indicadores.