Sociedades informadas

Iniciamos un nuevo mes, se trata del décimo de este 2023 y avanzamos a pasos acelerados a las festividades del fin de año, y la sensación de que el tiempo pasa rápido, es masivo.
Así como masiva es la percepción de que a pesar de la globalización y las herramientas tecnológicas para convertirnos en sociedades bien informadas, estamos avanzando poco en este sentido. Las razones pueden ser muchas, pero básicamente es que no estamos aprovechando la tecnología para aprender mejor o reeducarnos, dependiendo de los casos.
Estamos viviendo situaciones de corrupción que perjudican también las enseñanzas en todos los niveles, y los diferentes estamentos de la sociedad no estamos aportando lo necesario sea con nuestras acciones y dentro de ellas, alzando nuestra voz para exigir cambios sustanciales.
A todo esto se suma el terror que viene sembrando en las calles la delincuencia y criminalidad en diferentes modalidades, con la percepción de que la policía, fiscalía, poder judicial, autoridades políticas, y todos los que intervienen en esta lucha, tienen enemigos dentro de las propias instituciones que no permiten resultados positivos certeros para cortar de raíz estos males sociales que nos están ahogando.
Otro tema en agenda urgente es la situación de los niños, más teniendo en cuenta que las alarmas ya han sido dadas respecto a la anemia y la desnutrición infantil, y lo que viene como una situación todavía más peligrosa es el hambre que ha empezado a golpear a más sectores de la población.
La información sobre esta delicada situación viene siendo difundida, pero la reacción de las autoridades no está a la altura de lo que se podría llamar una nueva “pandemia” figurativamente.
Cómo sociedad estamos informadas, pero tampoco hay reacciones no organizadas o en lo ideal, organizas, que respondan a esta situación en el sentido de qué forma lo iremos afrontando, mientras sí podemos ver algunas organizaciones de mujeres campesinas e indígenas preocupadas por conseguí proyectos productivos para su seguridad alimentaria, así cómo que les genere ciertos ingresos que haga sostenible sus proyectos, pero, no es suficiente. La respuesta a la presente amenaza del hambre tiene que tener un vuelo masivo e interinstitucional con participación ciudadana.