Día de miércoles: Queer

Eran los primeros meses del año 2022. Es botado de su centro de labores una mariquita que siempre suele lucir elegante. Su centro de labores es una institución pública y su jefe máximo era en aquel entonces, homofóbico, sin embargo, ambos congeniaban muy bien. La asolapada varias cosas un poco más y le limpiaba con la lengua las botas. Siempre zalamera, patera, ayayera, adulona, embaucadora, arribista, populachera, pegajosa, timadora, adulona, bribona, ordinaria y petardista con aquel que ella creía que era su sombra, sombras que solo existían en la mente de la marica. Ella llega a trabajar en la institución pública por buena referencia de alguien que gozaba de la confianza del jefe máximo de aquel entonces. Sin embargo, como toda mariposa atrapada, hacía cosas que no gustaba mucho a sus compañeros de trabajo, como, por ejemplo, quedarse con parte del dinero que le entregaban cada vez que ella tenía alguna actividad propia de la función que desempeñaba. Personas ajenas a la institución que llegaban a cobrarle por algún préstamo de dinero que hacía y que no era devuelto. En alguna actividad fuera de la ciudad siempre solía quedarse hasta el final para tratar de atrapar cariño de algún joven que iba en comisión de servicio. Como estaba empoderada con su jefe, bajaba de las embarcaciones (tomando el nombre de su jefe) a las personas que no eran de su agrado, cada vez que había actividad fuera de la ciudad. Incluso tuvo el descaro de pedir dinero prestado a la jefa del área donde laboraba, qué, solo devolvió cuando reingreso a la institución pública y en partes. ¿Y porque se lee que reingreso? Un buen día, el amaricado fue botado como una miasma por haber llegado un lunes cualquiera a laborar de la peor manera, lleno de suciedad, con hedor a licor, ojos desorbitados y en condiciones totalmente deplorables. Al día siguiente con los ojos rojos y tratando (según ella) de saber por qué le habían botado de su centro de labores, pidió ayuda y consejo a un amigo que trabajaba dentro del área donde antes ella desempeñaba. Este buen samaritano le dijo que tenía que recurrir al Ministerio de Trabajo y luego al Poder Judicial para pedir su reincorporación a su centro de labores debido a que ya tenía estabilidad laboral al haber transcurrido más de dos años consecutivos de labores (era locadora), por lo tanto, era fácil volver y así fue. A finales de ese mismo año el Poder Judicial le da la razón y vuelve el mariposón. La jefa de personal de aquel entonces llama a donde antes laboraba e indica que por orden del jefe máximo no debería volver a esa área, sin embargo, como ella no sabía hacer otra cosa que ser lambiscona con su jefe de turno, pidió que de manera discreta se quedará donde antes venia laborando, aceptando la jefa inmediata del área. Lloró y agradeció al buen amigo por haberle aconsejado en su momento y prometió portarse bien de ahí en adelante. Poco duro el tema, esto debido a que al siguiente año cambiaron al jefe máximo y la sodomita se vuelve a empoderar dejando mal las veces que podía al buen amigo que antes le aconsejo y le abrió las puertas de su amistad, lo que se llama hoy en día, maletear. Este Queer reprimido, ya a su edad (porque ya está vieja), debería saber que el mundo da vueltas y todo se paga acá, ya que, debido a sus maleteos, este buen amigo no es bien visto por el entorno del jefe máximo actual. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.