Hace unos días fue sentenciado el gerente de una embarcación que hace una década atrás su embarcación o lancha fluvial naufragó por exceso de carga y pasajeros, donde murieron una veintena de personas, es decir de los registrados.
Acá en Loreto sabemos que hay gente que se embarca en el camino y no precisamente es registrada como es debido, es por eso de la duda que si en ese accidente fluvial perecieron solamente los que faltaban en la lista oficial de pasajeros.
Esta historia ha sido muy dura para los sobrevivientes, para los familiares de los fallecidos, para los trabajadores de la embarcación y para los propietarios. Todos han perdido, todos han sufrido las consecuencias de la inseguridad fluvial, y varios seguirán cargando el pesar de no haber cumplido con las normativas de seguridad.
Es importante reflexionar y en esto los armadores que brindan el servicio del transporte de carga y pasajeros tienen la responsabilidad desde ya, de mejorar las condiciones del viaje. No porque nos hacen un favor, sino porque están obligados por ley.
Hace unos diez años y más el transporte era caótico con las hamacas unas sobre otras, y hasta encima. Así como los maletines, bolsas, cajas, mochilas, todo amontonado junto al pasajero o pasajera, además de los niños en un ambiente tugurizado. Mientras unos cuantos chalecos salvavidas colgaban de unas vigas, evidentemente no había uno para cada pasajero.
Qué tanto hemos mejorado hasta la actualidad. Sí, se han dado pasos importantes en cuanto a las condiciones de comodidad y seguridad para los miles de usuarios de estas embarcaciones por todas las cuencas de la región Loreto.
Las personas que utilizan estas naves fluviales, ya han aprendido también a exigir las mejores condiciones para viajar, ya no son los pasivos y hasta cómplices de la irresponsabilidad de los lancheros. Y decimos esto, porque muchas veces aun dándonos cuenta que la lancha está muy llena, exigimos que nos embarque porque estamos apurados u otros argumentos.
Esto lo vemos a diario todavía. Y si los accidentes no son tan seguidos es porque hay un mejor cuidado, pero no todavía el deseado. El miércoles reciente nomás una embarcación tipo rápido se hundió por el Río Ucayali, a la altura del centro poblado de Tierra Blanca, distrito de Sarayacu. Felizmente ninguna víctima fatal, aunque pérdidas materiales cuantiosas.
Las razones de los accidentes son variadas, pero lo que nos queda claro es que hasta ahora la Dirección de Transporte Fluvial no ha tomado en serio su trabajo, como para tener la señalización reglamentaria por nuestros ríos, mínimo, es lo que esperamos años de años. Para ello no hay dinero, pero sí, para pagar una millonada por la Hidrovía Amazónica. La corrupción parece sigue vigente. No enmienda.