¡Es muy difícil encontrar una buena mujer! ….. ¿y cómo es una buena mujer???….

Por: Luís Roldán Ríos Córdova rioscordova2010@hotmail.com

Erick Delgado, jugador de futbol de la selección limeña afirmó en un diario diciendo que: «Es muy difícil encontrar una buena mujer». Al margen de quien lo diga, esta afirmación es muy grave por cuanto denota  que son muy raras las buenas mujeres en el Perú o que la gran mayoría de ellas son de pésima calidad. Para hacer llevadera ésta afirmación  habría que entenderlo como declaraciones faranduleras o que se dijo bajo concepciones puramente machistas.

¿Y qué pasa si las mujeres afirman igual?  «Es muy difícil encontrar un buen hombre». «No hay buenos hombres» Entonces estaríamos hablando evidentemente de una sociedad en decadencia, pues si no hay buenas mujeres ni buenos hombres, no habrá buenos hijos y por lo tanto tampoco habrá buenos hogares.

Esparcida la inquietud se hace pertinente la consulta: ¿Cómo es una  buena mujer o un buen hombre?   Es decir, una interrogante orientada hacia el mundo conyugal.

Me gustaría tener una respuesta separada por género de quienes están ampliamente capacitados y capacitadas en estos  menesteres.

Desde mi percepción apenas sostenida y avalada por mi escuálido currículum venusiano yo diría que la respuesta es complicada, más bien convocaría a una reunión de expertos y expertas en un lugar adecuado para estos coloquios que podría ser la sala de reuniones del Hostal «La ingenua» o la del Hospedaje «La pureza»

¿CÓMO ES UNA BUENA MUJER BAJO PERCEPCIÓN MACHISTA?

La buena mujer está perfilada por el machista como aquella que no dice nada cuando el varón se relaciona libremente con cuanta mujer pase por su lado, pero ella no puede relacionarse con varones que él no autoriza.

La buena mujer no debe decir nada cuando el varón regresa tarde la noche una o varias veces a la semana o al mes, es mejor si nunca pregunta a dónde va ni de dónde viene. ¡Esa es la buena mujer¡ Decimos orgullosamente casi todos los varones.

Siempre es imaginada (por tradición) como la empleada o la asistenta personal del hombre, terminando como enfermera si llegan hasta el final.

La mujer no debe cansarse del hombre ni decepcionarse de él. El sí puede.

En resumen, el hombre machista perfila a la buena mujer como a la mujer sumisa, aguantadora de los caprichos y la in conducta del varón.

Sin ánimos de justificar, acuérdense que el pensamiento y la idea de comportamiento de la buena mujer fueron forjados por una sociedad machista que las mujeres alientan pero se quejan,  hacen barra pero no gritan el gol.

VARONES Y MUJERES VEAMOS LAS COSAS DE OTRO MODO.

En cierta ocasión me dirigía a un grupo de señoritas, hablando de violencia familiar pregunté si ellas van a lavar y planchar la ropa del marido incluyendo los calzoncillos, si le van a servir la comida y más aún si serán capaces de levantarse de la cama a atenderle cuando regresa tarde la noche, sabe Dios de dónde.

Algunas respondieron con cierta timidez que sí. Otras igualmente con timidez dijeron que no. Entendí que el gesto de timidez para responder en ambos casos significaba no estar seguras cual sería la actitud que tomarán cuando les toque vivenciar la situación, pues tal situación está en medio de las corrientes modernas de liberación femenina y el peso de las tradiciones machistas en los hogares.

El por qué  de la primera respuesta era por que lo ven en el hogar donde la madre hace el papel de empleada para el padre y los hijos.

El no de la segunda respuesta se daba por que no lo consideran justo para ellas, pero lo aceptan por inercia.

Para ambos casos mi exhortación era que ninguna mujer tiene que lavarle los pantalones, ni los calzoncillos al marido y mucho menos levantarse a servirle cuando llegue tarde la noche a casa. ¡Si lo haces eres una mujer indigna!… ¡No eres una madre ejemplar!…¡Tú eres la esposa, no la empleada!…¡No debes hacerlo porque eso hacía tu mamá o por que la sociedad te obliga a actuar así! ¡Yo las condeno!…..Las grité al mismísimo estilo de los pastores evangélicos cuando según ellos espantan a Satanás. Luego de un silencio absoluto, agregué….Pero… si lo hacen por amor, bendecidas sean… ¡Yo las condecoro!… Si lo hacen por amor…tienen todo el derecho…. ¡Aleluya! me faltó decir.  Las señoritas que guardaban profundo  silencio de pronto irrumpieron  en aplausos como sintiendo que alguien las estaba redimiendo.

Al rato, una de ellas dijo que la mujer tiene que hacer todo eso si es que ella no trabaja remunerada fuera de la casa. Bueno, la mujer hará eso por compensación, como contra parte para apoyar al esposo a sacar adelante a la familia y a los hijos y si lo hace por amor al esposo y a los hijos no sentirá que es la empleada del hogar, mucho menos si el esposo enseña a los hijos a reconocer ese mérito.

Yo creo que aquí la buena mujer tiene que anticipar al buen varón como marido y a los niños como hijos que su trabajo por amor no sea tomada como una oportunidad para hacerla de empleada ni para esperar todo de ella desde sus asientos.

Por lo demás, ambos, la buena mujer y el buen hombre deben respetar lo que constituye el espacio vital, pues ese espacio que les separa les mantendrá unidos; es decir, tiene que haber un espacio por donde ha de circular aire fresco para mantener oxigenada la relación. Se trata de que ninguno debe invadir el terreno del otro. Esto está referido al hecho de que ambos tienen un presente ligado a un pasado de amigos y parientes que tiene que continuar y sumarse al suyo en medio de actitudes de confianza mutua, que es más seguro para evitar el cuerno que la desconfianza expresada en los celos. Finalmente, ninguno debe impedir  o siquiera reprimir  ese pasado y ninguno debe invadir ni abusar de ese espacio vital, actitudes que debemos asumir si queremos que sea muy fácil encontrar una buena mujer o un buen hombre.