La guerra del agua potable

Desde hace décadas los pobladores de la ciudad de Requena,  claman desesperadamente que se implemente un buen sistema de agua potable y desagüe para tener una mejor calidad de vida  y ofrecer a los turistas nacionales y extranjeros ambientes y servicios saludables.

 

Han transcurrido más de dos gestiones municipales y no se pudo concretar el financiamiento para tener este proyecto. Hasta que por fin, este año,  después de varios intentos ante los respectivos gobiernos y las observaciones técnicas y administrativas levantadas, se ha conseguido la aprobación de  26 millones de soles para financiar el sistema de agua potable y desagüe para esta centenaria ciudad, lo cual generará gran cantidad de puestos de trabajos directos e indirectos.

 

Sin embargo, justo, cuando los pobladores de esta ciudad ya tenían la certeza que pronto iban a tener implementado su sistema de agua potable, han surgido personas que, irónicamente, fueron  autoridades y que no pudieron conseguir este presupuesto  para  cuestionar ahora la obra, primero a la municipalidad y ahora al máximo tribunal de contrataciones del Estado-OSCE- poniendo en tela de juicio la  idoneidad de sus integrantes para presentar un recurso de medida cautelar que un juzgado civil de Maynas lo ha aceptado, paralizando la obra.

 

Uno de los elementos que cuestionan estos señores, anteriores autoridades, es que la fuente de alimentación no debe ser de aguas subterráneas porque estas son escasas y contaminadas. Y, eso no es cierto. Casi todas las ciudades de la Amazonía peruana están pobladas de napas freáticas. En Iquitos, en Requena, en Nauta, en el Mazán, en Indiana, etc. los bolsones de agua subterráneos constituyen la mayor riqueza de estos pueblos y que son utilizados por los pobladores para beber y otros menesteres caseros. En cuanto a la contaminación, tampoco es verdad, porque de lo contrario toda la población de Requena estaría muerta o gravemente enferma y las centenas de piscigranjas no funcionarían como lo vienen haciendo hasta ahora, por falta de agua subterránea y los peces muertos por polución.

 

Es conocido también que la propuesta de alimentarse de agua del río Tapiche no es la más adecuada. Los estudiosos de estos cuerpos de agua, han comprobado que  dependen de las lluvias y es posible que por más de cuatro meses este ecosistema no tenga agua, como se observa en los registros hidrográficos,  mientras que las fuentes subterráneas sí van a tener y mejor si se construyen depósitos para almacenar y tratarla para consumo humano. El costo de inversión será menos en todo el sentido de la palabra técnica y administrativa.

 

Los requeninos están sumamente preocupados por esta paralización que consideran injusta, y, que podría prolongarse por más años, devolviendo incluso este dinero al fisco de no hacerse la obra.

 

Creo que  los políticos deberían  pensar más en la población de menores recursos económicos, porque si esta obra se paraliza en esta gestión, también se paralizará en otras. Y así por los siglos de los siglos la guerra por el agua seguirá y Requena nunca podrá tener su ansiado sistema de agua potable y desagüe. La  paralización de esta obra puede ser ejemplo para otras detenciones  con  medidas cautelares y nunca se hará un trabajo de desarrollo sostenible en beneficio de los requeninos.