¡Todos somos Evangelina!

  • Una mujer loretana que resucitó de entre el lodo infernal:

 

Por: Adolfo Ramírez del Aguila.

Docente de Educación Secundaria


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El video y la imagen que dio la vuelta al mundo, en estos momentos de desastres naturales, resume el temple y la capacidad de resiliencia propio de los peruanos y peruanas. Lo protagonizó una loretana, cuyo nombre está inspirado en el “Evangelio” bíblico y se llama Evangelina, y vive desde hace algunos años en Lima. El testimonio fortuito de esta aguerrida mujer selvática, descendiente de las amazonas, nos conmocionó hasta las lágrimas.

Como en una película surrealista o mejor de terror, de en medio del fango marrón mezclado con trozas de madera flotante, emergió Evangelina Chamorro como por un acto de milagro de Pascua de Resurrección adelantada. Había sido arrastrada más de tres kilómetros por el lodo del huaico, hasta llegar a Punta Hermosa; aferrándose a la vida se enfrentó a la furia de la naturaleza y logró salir de las mazmorras del mismo infierno.

Así somos los peruanos, no damos nuestro brazo a torcer y luchamos hasta el último segundo, porque tenemos fe, amor a nuestros hijos y fuerza espiritual para afrontar cualquier problema. Por eso, somos un gran país de aguerridos ciudadanos que nunca perdemos la esperanza a pesar que el fango de la corrupción, la vorágine de la violencia, y el arrastre de la crisis económica, nos tienen al borde de la muerte sistemática, y sin embargo, continuamos aferrados a nuestra esperanza en un Perú nuevo, camino a su bicentenario.

Cuenta Evangelina, que en el largo trayecto que fue arrastrada por las toneladas de barro, solo pensaba en sus hijos, en su esposo y en Dios. Esa energía espiritual de amor por los tuyos y de amor a Dios, lo mantuvo con esperanza, y esa fuerza espiritual, lo ayudó a sobreponerse ante tanta adversidad. Es cierto que muchos peruanos afectados por estos desastres naturales –se habla ya de 75 fallecidos según datos oficiales del COEN– no corrieron el mismo destino de Evangelina y perdieron la vida lamentablemente.

El testimonio de nuestra paisana Evangelina, nos debe servir para poner las bases de una seria reconstrucción nacional y una urgente educación de la prevención en nuestro país. Las autoridades políticas, lamentablemente, no han estado a la altura de esta emergencia, y revela una serie crisis de liderazgo en cuanto a la cuestionada gestión pública de los políticos de turno. Nuestro presidente de la república, duda aún en declarar en emergencia al país y nuestros alcaldes no dieron la cara oportunamente. Algunos ciudadanos que pasaban circunstancialmente por los lugares críticos, hicieron del desastre un espectáculo más para tomarse unos selfies.

Las lluvias, inundaciones y huaicos que azotan a nuestro país, en especial al centro costeño y norte de nuestra patria, nos hicieron caer una vez más en la cuenta, que: ¡Defensa Civil es tarea de todos! pero responsabilidad de nadie. Vivimos una verdadera crisis humanitaria, y es hora de activar esa gran riqueza ciudadana que ha caracterizado siempre a los peruanos: el espíritu de la solidaridad para ayudar a paliar esta crisis sin esperar mucho de los gobernantes que están más preocupado en aprovecharse de la desgracia ajena para levantar su alicaída imagen u obtener votos para las próximas elecciones.

Es momento de aclarar con mucha honestidad, que estas desgracias no son ningún castigo de Dios por lo de la ideología de género, ni son señales apocalípticas del fin del mundo, como insinúan irresponsablemente, algunos grupos religiosos, interesados en alimentar el miedo para capturar almas al por mayor y cobrarles diezmos después. Estos fenómenos naturales, son actos dentro de la normalidad del proceso geológico de la madre tierra, de seguro aceleradas por el temido cambio climático. Por referencias históricas, nuestros antepasados mochicas o Incas ya lo vivieron y lo afrontaron a su manera.

Actualmente con los avances de la ingeniería de la construcción, podemos no solo reconstruir los daños, sino más que todo tomar todas las previsiones pertinentes para que estos eventos cíclicos nos encuentren más preparados. No es posible, por ejemplo, que en caños naturales por donde pasan periódicamente los huaicos, muchas autoridades hayan aceptado la titulación predial de esos lugares de riesgo. El caso de Chosica, es el ejemplo más concreto de esta falta de planificación urbanística en nuestras grandes ciudades. En nuestro Loreto, nuestros alcaldes provinciales y distritales no se han quedado atrás y politiqueramente, han avalado el desorden urbanístico permitiendo que la ciudad crezca hacia lugares inundables.

Y como en estos casos no basta rezar por los damnificados, hacemos votos para que las organizaciones serias, como nuestra iglesia católica, a través de Cáritas, su organización de ayuda al prójimo, activen de inmediato su logística para canalizar la ayuda urgente que necesitan nuestros hermanos en desgracia. Según informaciones de los organismos competentes, la furia de la naturaleza continuará hasta mediados de abril y es importante prepararnos para lo que se viene. Y la Amazonía no está ajena a estos desastres, ya estamos en épocas de lluvias torrenciales y se acerca una gran inundación.

Que Dios padre creador, nos dé un gran espíritu solidario en estos momentos de dolor y desesperación a causa de estos fenómenos naturales. Para las familias que han perdido a sus seres queridos, consuelo y esperanza en este momento de trauma por una muerte sorpresiva de aquellos que tanto amamos. Porque ¡Todos somos Evangelina! queremos enfrentarnos con fe y esperanza a este momento aciago de nuestra historia, siendo parte militante de la solución y no del problema.

¡De la indiferencia por la desgracia ajena, líbranos señor! Amén