Rosa Mística de Nauta

Gruta

– La veneración de una imagen como expresión de la religiosidad popular en Loreto:
Por: Adolfo Ramírez del Aguila
Docente de Educación Religiosa

Gruta
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Este sábado 26 de octubre, se van a cumplir los dos años de los inicios de la aparición de la imagen de la Virgen «Rosa Mística» en Nauta, conocida también como  «Virgen del Sol y el Agua».
Cada día 13 de cada mes, miles de peregrinos acuden desde entonces, a la gruta de esta imagen mostrando mucha devoción mariana con cánticos, oraciones y súplicas. A tan solo 15 minutos del poblado más antiguo de nuestra región, la ciudad de Nauta, los peregrinos se congregan en un lugar muy ecológico, llamado CENCCA, una casa de retiro y formación catequética para campesinos, muy concurrida desde hace décadas por los agentes de pastoral rural y que ahora se ha hecho famosa gracias a esta peregrinación de mucha fe popular. La gruta de esta imagen, está entre la exuberante floresta amazónica de bambús, formando como una techo ecológico  en forma de portal triangular, proyectando lo que podría ser en el futuro, un templo dedicado a esta advocación mariana.
Experiencias de fe a través de este tipo de piedad popular dedicada a la Virgen María, la madre de Jesús, se dan en otras partes del planeta.  Pongamos  algunos ejemplo más conocidos: La Virgen del Carmen, La Virgen de la Natividad, la Virgen de los Remedios, la Virgen de Chapi, Nuestra Señora de Fátima, la Virgen Nuestra Señora Aparecida,  la Virgen de Guadalupe, etc. En el caso de la Virgen «Rosa Mística», es una veneración que no fue creada en Nauta, sino que fue traída del viejo continente (Montichiari-Italia) en donde sobreabundan estas advocaciones.
En la evangelización del Nuevo Mundo, en especial de lo que se conoce actualmente como Latinoamérica, los misioneros venidos de la madre patria, España, tuvieron que lidiar desde el tiempo de la colonia, con estas expresiones de fe popular, nacidas muchas veces por iniciativa del pueblo pobre o a veces promovida por los mismos misioneros, como una manera de adaptar la fe cristiana a su propia cultura. En nuestro caso peruano, la devoción a la imagen del Señor de los Milagros es la expresión más grande de esa inculturación de la fe.
Estas expresiones de religiosidad popular, a veces son cuestionadas por su valoración excesiva del culto a los santos en detrimento del conocimiento de Jesucristo, el santo de los santos. Se critica también, su cierto grado de idolatría por su atención exagerada a la imagen como si fuera una persona viva (se narra por ejemplo que la Virgen Rosa Mística de Nauta se aparece entre luces de colores, esparciendo escarchas y flores multicolores). Se denuncia no pocas veces, la actitud inescrupulosa de los comerciantes que hacen pingues ganancias con estas devociones y peregrinaciones.
Sin embargo, los documentos finales de las Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe,  desde Medellín (1968) hasta Aparecida (2007) han valorado el lado positivo de estas expresiones de piedad popular como «espacio de encuentro con Jesucristo», como «el alma de los pueblos latinoamericanos» y como «un precioso tesoro de la Iglesia Católica que hay que promoverla y protegerla» (Aparecida 258).  Dicen los Obispos: «Destacamos las peregrinaciones, donde se puede reconocer al pueblo de Dios en camino. Allí, el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios que los espera. Cristo mismo se hace peregrino y camina resucitado entre los pobres… la mirada del peregrino se deposita sobre una imagen que simboliza la ternura y la cercanía de Dios» (Aparecida 259)
Que en este segundo aniversario de esta devoción popular a la virgencita Rosa Mística, en donde el Pueblo de Nauta recordará inevitablemente la figura del sacerdote loretano P. Rafael Gonzáles Saldaña, su gran promotor (ahora purgando un retiro voluntario en España), nos haga meditar a todos, sacerdotes, religiosas y laicos en torno a estas expresiones de fe del pueblo sencillo y pobre, para cimentar las bases de una iglesia selvática abierta a todas las manifestaciones y expresiones de fe y sus respectivas actitudes propias, más aún si esta devoción con toque ecológico «del sol y el agua» colabora con el cuidado de la Amazonía Peruana, tan destruida en los últimos 40 años . Amén.