Por las venas abiertas de Sudamérica

– Visita pastoral del Papa Francisco a tres países:

Por: Adolfo Ramírez del Aguila.
arda1982@yahoo.esPapap en suramérica

Recordando al gran Eduardo Galeano, fallecido en abril de este año y como un homenaje póstumo a este gran pensador uruguayo, he querido parafrasear en el título de este artículo, a uno de sus libros que nos abrió la autoconciencia latinoamericana: “Las venas abierta de América Latina”. Recuerdo que leí este libro por primera vez siendo aún estudiante universitario. En sus páginas, tomé conciencia que hay una realidad que nos une a todos los países de este sub-continente: La explotación y el despojo sistemático del Norte desarrollado hacia el Sur subdesarrolado, el trato neo-colonial del viejo continente  hacia el nuevo mundo, el abuso de poder de los de arriba hacia las clases bajas excluidas, haciendo una gigantesca cruz agónica que desangra a nuestros pueblos y saquea las riquezas de nuestras naciones.
El libro fue publicado por primera vez en 1971. Han pasado más de 40 años y  los promotores del sistema extractivo mercantil capitalista nos quieren convencer que Eduaro Galeano fue un alarmista y que este desangrado de América Latina en favor de la América USA,  fue un trance necesario hacia nuestro ansiado desarrollo con sus chorreos económicos que ahora supuestamente lo disfrutamos. Sin embargo, la realidad no acepta tamaño espejismo de falso progreso, los pobres y marginados de este continente, seguimos en lo mismo; habrá mejorado la situación económica de la clase política que se turna en el poder de cada uno de nuestros países, pero la verdad de la milanesa, es que el chorreo de dólares del cual tanto se pregona, no ha llegado aún a las grandes mayorías de peruanos, ecuatorianos, bolivianos o paraguayos.
A este continente que se desangra literalmente, y que no encuentra su camino de liberación hacia la tierra prometida,  llega o mejor, vuelve, Jorge Mario Bergoglio, nuestro Papa sudamericano, hijo predilecto de estas tierras. En esta ocasión estará visitando del 05 al 12 de julio, tres países: Ecuador, Bolivia y Paraguay. La visita seguramente será una ocasión para sacar las vendas de esas heridas políticas que cada país tiene como particularidad; pero en general, será una ocasión para que todos los sudamericanos escuchemos la voz de un pastor que ha vivido en carne propia nuestros gemidos de dolor y está identificado con nuestras luchas de liberación en clave resucitadora.
Los medios de comunicación, naturalmente, empiezan a resaltar las noticias más picantes de cada país a ser visitado, por ejemplo: Las protestas callejeras contra el presidente Rafael Correa del Ecuador, que exigen su renuncia por falta de libertades; la protesta de los mineros en Bolivia en contra de Evo Morales que gobierna ahora escuchando solo a los peritos de la Banca Mundial; o la marcha de los estudiantes secundarios convocados en la red (#HagamosLio) para que en plena visita del Papa, se exija más democracia a Horacio Cartes, presidente del Paraguay.
Tres países, un Papa, una sola historia, una sola fe.  Un subcontinente, lleno de violencias sistemáticas, de desencuentros culturales, de corrupción política, de muertes injustas, de recetas económicas que nos ponen en una misma olla, la olla de la explotación y del saqueo mercantil a cualquier costo. Pero no todo está perdido. Este continente de la muerte, está lleno de vida y vida en abundancia; este continente del desánimo por el cambio que nunca llega, es el continente de la esperanza por un futuro digno. Este continente manipulado por los centros de poder, es una comunidad de países hermanados no solo por el fútbol, sino por un mismo padre Dios. Este continente  empobrecido, tiene la riqueza material y espiritual para construir un futuro sin calcos ni copias, como ya lo exhortaba  hace mucho tiempo nuestro gran José Carlos Mariátegui.
Por estas venas abiertas de Sudamérica, Jesús sigue aun muriendo, en el pobre marginado, en el obrero despedido, en el niño malnutrido, en el anciano abandonado, en la madre que llora en su miseria, en el campesino engañado, en  el maestro mal pagado, en el joven sin futuro, en el enfermo desahuciado, en el nativo ninguneado. Jesús sigue muriendo, y seguramente el Papa llorará por esta mega desgracia; pero enjugará sus lágrimas y nos dará una palabra esperanzadora, y nos predicará con el ejemplo que no debemos perder la alegría, pues pronto llegará nuestro día de la liberación plena en el Señor de la vida.
Aprovechemos esta visita para reencontrarnos con Jesús, a quien el Papa misionero nos mostrará en su plenitud como hombre ideal, como Dios verdadero,  para cimentar las bases de una sociedad sudamericana unida en la diversidad hacia el logro de su desarrollo pleno. Y tenemos fe que así será. En estas tierras en donde la palabra se ha devaluado por culpa de los líderes demagogos, las palabras de este pastor católico nos reconfortarán. Nos exhortará con firmeza, que ya es hora  que retomemos los caminos de Dios y digamos no a esos caminos que nos ofrece el consumismo pernicioso que está destruyendo el planeta; que no trancemos con la economía que mata; que denunciemos a las estructuras de esclavitud, que solo quieren el dinero fácil sin compromisos sociales. Nos mostrará a Cristo, el Señor,  para identificar a los ídolos falsos que recorren este continente; dioses disfrazados de progreso rápido, de falsa ética, de solidaridad engañosa, de religiosidad adormecedora de conciencias.
¡Bienvenido Papa Bergoglio! Los hijos de la selva, abrigamos la esperanza que llegará ese día que estarás personalmente en nuestro tambo, para  tomar un pate de mazato y mostrarte nuestras riquezas y la incongruencia con nuestra extrema pobreza; para tomar ayahuasca y conjurar nuestro miedo por el futuro, para danzar en torno a una húmisha y hablar en nuestros propios idiomas. Llegará ese día que nos visitarás; por ahora nos contentaremos que pases por nuestro cielo en tu recorrido aéreo de Quito-La Paz, mirando desde arriba esta maravilla natural y social del mundo.
¡Bienvenido mensajero de la paz, la justicia y el amor! Que las venas abiertas de la América morena se cierren con la ayuda de Dios y el compromiso de los hombres y mujeres de buena voluntad. Amén.