“La actividad petrolera en Loreto sigue operando en un entorno frágil en su biodiversidad”

• Economista Roger Grández Ríos, en un recordaris del “boom” petrolero 50 años después
• Tenemos “un Estado que hasta ahora no tiene una respuesta definida a problemas acumulados”
• Se encuentran “en esos territorios: los metales pesados (Cadmio, Bario, Arsénico, Plomo y Mercurio)”

“A inicios de la exploración y explotación petrolera en Loreto, allá de la década de los años 70, un ejército de trabajadores contratados por la estatal Petróleos del Perú, empezaron a surcar por las rutas del petróleo y abriendo camino por el espesor de la selva, una cuadrilla de trabajadores petroleros se encontraron con una chocita donde vivía una pareja de indígenas. Era una parada obligada y un descanso necesario ante la inclemencia del clima y una selva siempre amenazadora”, inicia un relato digno de ser conocido o recordado por toda la ciudadanía loretana.
“Esas paradas eran para descansar, conversar y llevar víveres a la pareja de nativos. Un día, la pareja ya no estaba en su chocita, habían encontrado otro camino, distinto al grupo de trabajadores urbanos que estaban invadiendo su espacio y su hábitat. Desaparecieron y nunca más retornaron, se perdieron en la inmensidad de la selva. Los trabajadores de la cuadrilla de ese entonces relataron este encuentro, y en la conversa que entablaron en su chocita con piso de pona y techo de hoja de Irapay.
Los trabajadores petroleros siempre encontraron la misma respuesta: NO-no, y esta respuesta tenía una línea lógica porque no entendían su lengua originaria y no entendían que el valor principal de las personas, se encuentra en su libertad y en su necesidad de mantener intacta su cosmovisión. (“La Actividad Petrolera en Loreto 1970-2018”, en Cuadernos Regionales de Investigación de Prospectiva Amazónica, de pronta publicación).
50 años después, la actividad petrolera en Loreto sigue operando en un entorno frágil en su biodiversidad y alterado drásticamente en el tiempo por la impunidad y libertad en sus operaciones extractivas en sus primeros 25 años, con un estado que hasta ahora no tiene una respuesta definida a los problemas acumulados en esos territorios: los metales pesados (Cadmio, Bario, Arsénico, Plomo y Mercurio) se encuentran impregnados en el suelo y aguas, y que viene diezmando la vida de sus habitantes; y a pesar de los evidentes malestares por el estado de salud y condiciones de vida y habitacional, la respuesta es muy ambigua y llena de temores.
Esas debilidades y falta de acción del gobierno, fortaleció a las comunidades y sus organizaciones, al punto que ahora están instaurando gobiernos autónomos, como la Nación Autónoma de los Shawis, que tiene ya un presidente; y en la Provincia del Datem del Marañón, comienzan a correr los plazos para instaurar un gobierno autónomo.
Estos nuevos estados, se superponen a un Estado, como lo dice la Constitución Política del Perú, en UNITARIO, en único. Y es que su rol de generar estabilidad económica y gobernabilidad, no lo viene desempeñando a cabalidad, sobre todo en restablecer la paz social donde el Estado, las empresas y las comunidades pueden engancharse teniendo como objetivo único el de conservar, no solamente su biodiversidad, sino también la vida misma.
Cada vez las comunidades nativas que se encuentran cerca de la actividad petrolera están tomando protagonismo peligroso: bloquean ríos, ingresan a los campamentos y toman rehenes, rompen tuberías y provocan daños directos a sus medios de vida y no dejan remediar el daño ambiental que ellos mismos provocan; solicitan más y mayores compensaciones económicas.
En la circunscripción del Lote 95, cuando la empresa operadora estaba en su fase de exploración, ocurrió un hecho singular: la empresa había propuesto, a la comunidad, crear un instituto técnico para los jóvenes de la zona, en respuesta, los dirigentes desestimaron la propuesta y solicitaron una compensación de s/.10 millones.
No hubo trato, no hubo negocio. Reiteramos nuestras propuestas de replantear la distribución del canon petrolero, por un sistema de asignación que combine mayor presupuesto para los distritos petroleros, presupuestos por resultados y planificación por objetivos; donde el problema público y sus necesidades sean alineados en un plano de intervención focalizada y multisectorial.
Beca 18 tiene que alinearse con una malla curricular que encuentre correlato con las potencialidades de la zona y que a su vez se alinea con las compras de Qaliwarma, y con los requerimientos logísticos de las empresas petroleras. Los alcaldes tienen que ser gestores del cambio y de desarrollo, y sus instituciones con la capacidad de dar respuesta inmediata a los problemas públicos y en su oportunidad; el GORE Loreto, con el 10% del canon petrolero tienen que hacer sinergia presupuestal con el otro 5% de las municipalidades para reactivar núcleos ejecutores y fortalecer organizaciones sociales de base para combatir la anemia, la desnutrición crónica infantil y embarazo adolescente.
El objetivo del gobierno nacional al 2030 es instalar, al 100%, agua segura y energía eléctrica a las comunidades nativas y rurales en todo el país y será un paso importante para cambiar el rostro del territorio, hoy afectado. Y para qué esperar 2030?, si podemos llegar al bicentenario con una zona rural con un sistema de saneamiento y energía eléctrica atendidos al 100 por ciento y con una salud intercultural como estándar de atención multinivel.
Loreto es un territorio amplio y es un desafío permanente, y tiene que tener una mirada diferente con actores que entiendan que la libertad de las personas comienza con entregarles dignidad e igualdad y mantener su cosmovisión dentro de un estado único que vele por su integridad y restablezca paz social, y expulse y castigue a agentes externos que alteren el buen vivir. NO-no algún día regresará del interior de nuestra dañada selva, y tendrá el valor de reparar el largo camino de estos 50 años de vida perturbada, de vida incomprendida y que el lenguaje sea único: un territorio sano, un territorio limpio”. (Diana López M.)