UN NIÑO JAPONÉS… ¡IGUALITO LOS PERUANOS!

Por: Luís Roldán Ríos Córdova rioscordova2010@hotmail.com

 

Gracias a la gentileza de un amigo, he recibido en el e-mail un interesante relato sobre el comportamiento de los japoneses frente a los desastres.

Gonzalo, el amigo, toma una carta escrita por el inmigrante vietnamita Thanh Minh dirigida a un amigo suyo en Vietnam y que fue publicada en New América Media.

La carta es un testimonio de la fuerza del espíritu y la disciplina japonesa.

Si yo pregunto: ¿Por qué ellos sí y nosotros no?  Lo primero que dicen los que no quieren cambiar es que las comparaciones son odiosas. Sin embargo, la respuesta puede ser producto de un complejísimo estudio de la sociología, o tal vez no.  Pero, con el perdón de los japoneses, utilizo la ironía al agregar: Igualito los peruanos. Lo hago para hacer algo grata la reflexión  sobre nuestra conducta social…algo para MEDITAR……

Con el perdón de todos y por razones de espacio voy a resumir la carta.

Hermano:

¿Cómo estás tú y tu familia? Estos últimos días, todo fue un caos acá en Fukushima. Cuando cierro mis ojos, veo cadáveres. Cuando abro mis ojos, también veo cadáveres. Cada uno de nosotros debe trabajar 20 horas, quisiéramos que el día tenga más horas.

Me he hecho fuerte viviendo el nacionalismo japonés. Estamos sin agua ni electricidad, las raciones de alimentos se encuentran cerca de cero.

Estoy a unos 25 kilómetros de la planta nuclear. Tengo tanto para decirte que si pudiera escribirlo todo, mi carta sería una novela acerca del comportamiento humano en tiempo de crisis. Aquí la gente mantiene la calma, su sentido de la dignidad y el comportamiento adecuado son muy buenas, así las cosas no son tan malas como podrían serlo. El gobierno está tratando de proveer suministros, pero es como dejar caer un poco de sal en el océano. Pero por más atraso nunca pierden la disciplina ni la dignidad.

Hermano, hubo un incidente realmente conmovedor. Se trata de un niño japonés que enseñó a un adulto como yo, de cómo comportarse como un ser humano.

Ayer por la noche, vi a un niño de alrededor de 9 años de edad. Estaba haciendo mucho frio, tiritaba en el final de una larguísima cola. Me preocupaba que en el momento que le llegue el turno, no hubiera ningún alimento. Así que hablé con él. Dijo que estaba en la escuela cuando ocurrió el terremoto.  Su padre trabajaba cerca y se dirigía a la escuela. Él estaba en el balcón del tercer piso cuando vio el coche de su padre barrido por el tsunami. Se secó las lágrimas. Me quité la chaqueta y se la puse. Mi ración de alimentos se la di a él.

«Cuando llegue tu turno, podrías quedarte sin alimentos. Así que aquí está mi parte. Yo ya comí»  El niño tomó mi comida y se inclinó con reverencia. Enseguida, se acercó al principio de la cola  y la puso con toda la comida que estaba esperando para ser distribuida.

Sorprendido le pregunté por qué no lo comía. «Porque veo gente con mucho más hambre que yo, si lo pongo allí se van a distribuir los alimentos por igual» Cuando escuché eso me di vuelta para que la gente no me viera llorar.

Una sociedad que puede educar a un niño  de 9 años de edad, que entiende el concepto de sacrificio por el bien común, es una sociedad disciplinada, un gran pueblo, 100% nacionalista y de profundos sentimientos espirituales, de donde saco lo siguiente:

DIEZ COSAS QUE DEBERÍAMOS APRENDER DE JAPON:

(Recuerden, lo de IGUALITO LOS PERUANOS es un irreverente agregado de Roldán)

1.- LA CALMA.-

Ni una sola imagen de golpearse el pecho de dolor. La muestra de dolor en sí ha sido digna y calladamente llevada.

2.- LA DIGNIDAD.-

¡La disciplina en las colas para el agua y los alimentos!  Ni una palabra áspera o un gesto de grosería o ventajismo egoísta. Igualito los peruanos.

3.- LA CAPACIDAD.-

De los arquitectos, increíble, los edificios se balanceaban, pero no caían. La reconstrucción vial fue increíblemente eficiente. Igualito en el Perú.

4.- LA CONSIDERACIÓN.-

La gente compraba sólo lo que realmente necesitaba para el momento, por lo que todo el mundo podía conseguir algo. Igualito los peruanos.

5.- EL ORDEN.-

No hay saqueos en las tiendas. No tocan la bocina y no adelantan en las carreteras. Sólo hay comprensión y respeto mutuo.  Igualito los peruanos.

6.- EL SACRIFICIO.-

Cincuenta obreros se quedan a bombear agua de mar en los reactores nucleares, sin importar la muerte que les esperaba y sin esperar pago alguno.  Igualito los peruanos.

7.- EL SENTIDO DE RESPONSABILIDAD.-

Los restaurantes redujeron los precios. Y pese a la fuerte demanda, no se sabe de ningún mayorista ni minorista que no haya rebajado los precios. Se hizo realidad la ética de los Samurái: «El fuerte cuida a los débiles». Igualito los peruanos.

8.- LA FORMACIÓN.-

La gente de edad y los niños, todo el mundo sabía qué hacer. E hicieron precisamente eso. Igualito los peruanos.

9.- LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN.-

Mostraron moderación en la información. Ningún periodista publicó sensacionalismos morbosos: Únicamente reportajes para difundir la calma. Igualito los peruanos.

10.- HONRADEZ.-

Cuando se cortó la luz en las tiendas, la gente volvió a poner las cosas en los estantes y se marchó en silencio. ¡Nadie se llevó producto alguno!…IGUALITO LOS PERUANOS.

 

El atraso peruano frente al desarrollo japonés puede demostrarnos que poco o nada sirve ser un país que tiene grandes recursos naturales, si no tenemos grandes recursos espirituales como la disciplina en todas sus manifestaciones. ¿Acaso el éxito, en cualquier circunstancia,  no está íntimamente ligada a ella?

Si somos unos grandísimos copiones, podemos copiar las cosas buenas de los japoneses. ¿Acaso no copiamos todo lo malo de los gringos: música metalera, peinados de loco, drogadicción, aretes en la lengua y cuanta chifladura venga de ellos?

Si queremos dar saltos cualitativos, sólo una revolución de la educación que incluya un nuevo concepto de disciplina puede llevarnos a ser IGUALITO LOS JAPONESES.

¿Somos indisciplinados porque somos pobres, o somos pobres porque somos indisciplinados?  Fue la interrogante con la que cerré un artículo anterior. No siendo la indisciplina el único factor de pobreza, no debemos ignorar que es un gran aliado del atraso y la indigencia en la vida nacional que nos llevará siempre a ser el país mendigo en medio de tantos recursos naturales… ¿O no?