Último pasajero

Cuando se anunció el mensaje del presidente Martín Vizcarra para el 15 de marzo de este año, horas antes se venía rumoreando sobre la posibilidad de que al igual que en otros países como China, Francia, Italia y España, nuestro país entraría en cuarentena por 15 días o más.
A casi nadie parecía inquietar mucho ese tema en nuestra ciudad, primero porque se corría la voz también que el nuevo coronavirus no entra a ciudades de altas temperaturas como Iquitos, además están tan lejos esos países que esta enfermedad se ve distante.
Mientras eso era un tema de conversación sin todavía mayores repercusiones, quienes se encontraban con pasaje en mano para regresar a Iquitos luego del 15 de marzo, o estaban a punto de comprar sus boletos de retorno vía aérea, cada minuto que pasaba se tornaba complicado la vuelta inmediata.
Una vez que el presidente Vizcarra dijo inmovilidad nacional y la suspensión de los vuelos aéreos nacionales e internacionales, así como el trasporte interprovincial, empezó la pesadilla para centenares de paisanos que desde Lima y otras ciudades del país empezaron a entender que el retorno no tendría fecha.
Tampoco imaginaron que esa fecha se extendería por tanto tiempo y que les haría vivir muchas humillaciones por el desorden que se generó en la “planificación” del regreso de los mismos en los vuelos humanitarios, donde una vez más el centralismo a través de personal responsable de la selección de pasajeros y del embarque, hizo lo que quiso, con la complicidad también de paisanos que se prestaron a la corrupción de ser priorizados cuando no les correspondía.
Lo que vivieron los verdaderos varados que principalmente por razones de salud estuvieron por la capital, en un buen porcentaje fueron los que más sufrieron, y las entidades de salud que los refirieron poco hicieron por su situación en sus centrales de Lima.
Y la pesadilla terminó. Así parece puesto que trascendió que el último pasajero habría regresado el reciente 18 de agosto, ya que sufrió un cambio repentino de fecha de vuelo, otro de los sectores que falta ser supervisado para que tampoco se produzcan abusos por parte de ciertas compañías aéreas. Esta pandemia nos esta mostrando lo bueno, malo y feo que podemos tener. Nada más queda pedir reflexión y buscar la parte positiva, y seguir esa línea.