Sin estrategia

La seguridad ciudadana está en responsabilidad de la policía y cuando escuchamos que los militares deben salir a las calles a combatir la delincuencia común y el crimen organizado, nos quedamos congelados.
Los efectivos policiales han sido preparados justamente para afrontar la delincuencia que sale de la población civil, la formación castrense tiene otro enfoque en la defensa del territorio nacional.
Es preocupante tan solo pensar que el departamento o unidad de investigación y de inteligencia policial no pueda dar resultados contundentes en la desarticulación de bandas criminales que han hecho de las calles su campo de batalla y de las empresas y transeúntes, su botín.
Merecemos una explicación desde la policía. Queremos saber si convocar a las Fuerzas Armadas para combatir la delincuencia significa que ha fracasado el sistema o que no han sido debidamente implementados, asistidos y capacitados.
No queremos ni imaginar esa intervención militar en las calles para el combate de la criminalidad común, que podría asemejarse a un dramático todos contra todos.
Lo que más esperábamos es que ciertas estrategias de la milicia, adaptadas al escenario civil sea transmitida en intercambio de experiencias y capacitaciones inmediatas, para mejorar las respuestas.
Eso por un lado, pero la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado tiene otras dependencias que la combaten, y si en esa ruta la delincuencia se ve “favorecida”, no hemos hecho nada.
Solo una muestra, la policía interviene, pasa a la fiscalía y luego al poder judicial, y si existen vacíos u omisiones en el proceso, entonces no se dan las condiciones para sentencias severas. Son estás entidades que de forma articulada, firme y con el soporte logístico y recursos humanos que deben actuar. Debemos actuar más rápido.