Sin el APRA ¿pierden todos?

Parecerá una metáfora muy sesgada, pero real y palpitante en  el ámbito político actual, donde, valgan verdades, siempre y en todo momento el partido de la estrella fue el “leiv motiv” que usaron y aún usan los no apristas,   para denostar y darle resonancia negativa a cualquier acto en que la dirigencia y la militancia del aprismo tenga ingerencia.

Visualizada  desde un punto de vista dirimente para establecer escenarios y motivos de la crisis que se viene viviendo en el sector político nacional, logramos arribar a una atalaya que nos muestra  un cuadro inverosímil en la estructura política del Perú, esto es,  la ausencia del único partido político real y legal que exhibe el país; ausencia curiosamente propiciada por dirigentes  apristas que haciendo gala de una soberbia letal, tomaron la ruta equivocada y lograron lo que en casi cien años de vida publica, no pudieron lograr los opositores del APRA; evitar que el aprismo tenga presencia en una justa electoral nacional.

Lo sucedido, como es lógico suponer, ha creado una serie de suspicacias y sospechas que apuntan a lo más alto del aprismo, donde se ubica al presidente del APRA  y del país como el autor de  todo el sainete vivido durante la semana que pasó y que dejó como corolario de todo lo vivido, un partido político de luenga historia, relegado en una justa electoral importantísima para la  vida de una institución política.

En el alegato de un destacado columnista capitalino, se  asegura que el máximo líder del APRA ha sido el que diseño,  condujo y  ejecutó un libreto que puesto en escena, ha dado como resultado que el APRA no tenga candidato presidencial el 2011, para así no empañar su apetencia de  ser el candidato el  2016, apoyado por quienes lo acompañarán a reconstruir el partido desde julio del presente año, hasta  lograr presentar una base partidaria sólida y firme que ayude a sus propósitos políticos futuros.

Mientras tanto quienes siguen en carrera, deberán cambiar sus estrategias de campaña, pues ya no estará el partido contra el que todos afinan su puntería para superarlo, y con eso queda confirmado nuestro epígrafe metafórico que dice: “Sin  el APRA pierden todos”.