Los problemas inmediatos que se presentan luego de los embates de la naturaleza que cada año azotan a las zonas cercanas a los ríos, deben ser enfrentados con un buen criterio, previo análisis de la situación para no caer en decisiones apresuradas que tarde o temprano pasarán la factura.
Un problema constante, recurrente, son las inundaciones que inundan las casas de los moradores de los espacios cercanos a las riberas, que abandonan sus predios y toman cualquier terreno alto, público o estatal, atentando contra la propiedad privada.
En la última inundación, se tuvo que tomar medidas de reubicación que después han traído problemas secundarios, como la utilización de la Villa Olímpica para albergar a las familias damnificadas por la creciente de las aguas.
Eso no se debe repetir en el futuro, más aún cuando se trata de una instalación deportiva que tiene normas para su utilización y complejos cuidados como los que exige el mantenimiento de la piscina olímpica a la que se le ha dado un mal uso, que hay que darle atención a curar las heridas dejadas.
Pero como no hay mal que dure cien, el gobierno regional está trabajando en la ampliación del Asentamiento Humano Calipso donde los afectados tendrán un lugar donde vivir, con los servicios básicos de agua, desagüe y luz, a los que más adelante se sumarán establecimientos de salud, centros escolares, mercado, lo que hará que su nuevo domicilio goce de lo necesario para una permanencia agradable.
Luego de todas estas desagradables experiencias, las autoridades deberían afrontar el problema de las inundaciones de una manera más responsable. Ser drásticos en la prohibición de instalar viviendas en esas zonas, porque eso lleva a gastos indebidos, a lo que no está obligada ninguna institución pública y se presta además al populismo, al asistencialismo y al aprovechamiento de los recursos públicos para promocionar políticamente a las autoridades.