La presencia de ciudadanos colombianos en Iquitos, dedicados a prestar dinero informalmente, ha merecido la intervención de las autoridades correspondientes, que luego de varios días de seguimiento intervinieron una vivienda ubicada en la urbanización Río Mar, donde capturaron a cuatro personas.
Este inmueble era el centro de operaciones de esta gavilla de agiotistas y usureros, donde encontraron una buena suma de dinero, destinada a préstamos a través de Credigómez. Aparte del efectivo la policía encontró máquinas de computación, detector de billetes, celulares y máquina fotográfica.
Lo que llama poderosamente la atención es el comportamiento que tuvo uno de ellos que quiso sobornar al fiscal Ulises Rivasplata. Eso dice mucho. Estamos tratando con una banda dispuesta a todo por defender su dinero.
Lo sentimos mucho, pero ese tipo de gente no debe ser bienvenida, bajo ninguna consideración; es más, a todo aquel que venga a esta tierra a querer hacer lo que le venga en gana, no se le debe permitir su permanencia y se le debería mandarle de vuelta a su lugar de origen. Con nuestros delincuentes ya tenemos suficientes problemas como para aceptar a otros. Antes que crezca el mal, se le debe erradicar de raíz.