Escribe: Pedro Mozombite
(Profesor de Historia)
pedromozombite07@gmail.com
El vocablo tikuna procede de la lengua tupi, y significa “hombre negro” (tapo=hombre; una=negro). De esta forma, se denominó a esta etnia que se pintaba el cuerpo de negro con wuito o jagua.
Se encuentra en la región Loreto entre los ríos Cushillococha y Bellavista. En la década de los 70 del siglo XIX se consideró que su poblacional era 3,000 habitantes, según (Wise y Ribeiro, 1978) y Mora (1994), al reconstruir la información censal de 1981, registró un total de ocho asentamientos tikunas con 2,393 habitantes. En la actualidad son más de 30, 000 personas.
También viven en Colombia y Brasil en los ríos Amazonas e Ica. En Colombia se les conoce bajo la misma denominación y su ´población asciende a 7,149 personas. En Brasil se les llama tukuna o tikuna y se encuentran ubicados en los municipios de Sao Paulo de Olivenca, San Antonio de Ica y Benjamín Constant, en el Estado de Amazonas. Su población es de aproximadamente 18,624 habitantes.
La actual región entre Brasil, Colombia y Perú se consolidó históricamente sobre el territorio de varios pueblos indígenas, entre ellos los tikuna, quienes desde hace por lo menos 2,000 mil años vienen ocupando la zona del Alto Amazonas. Desde tiempos precoloniales esta región ha sido escenario de disputas territoriales entre diferentes grupos indígenas que se asentaron o migraron constantemente por el río Amazonas.
En el siglo XVIII comienzan a ser sometidos a la forzosa campaña de evangelización. En 1761 se fundó el pueblo de Loreto de Tikunas, que sería la primera reducción a ser poblada en su mayor parte por indígenas tikuna. Como resultado de la evangelización, se convirtieron en un pueblo de zona fluvial, ocupando un amplio territorio que se extendía desde Pebas en Perú hasta Fonte Boa en Brasil.
Con el tráfico de esclavos de los Omagua por los colonizadores europeos, les obligó a esconderse en los bosques, después que cesó el reclutamiento, regresaron a las riberas para establecerse en orilla de los ríos. Los tikuna conocían sus bosques como la palma de sus manos, eran “mayas amazónicos” tenían una cosmovisión parecido a la gran civilización mesoamericana.
Los conflictos fronterizos entre España y Portugal les obligó al desplazamiento forzoso, buscando refugio en el interior de la selva para ponerse a salvo de posibles enfrentamientos o persecuciones. Pero, el objetivo de estos indígenas era escapar de las practicas esclavistas de los portugueses, quienes mantuvieron el régimen de la esclavitud durante todo el siglo XVIII y gran parte del siglo XIX. De otro lado, también fueron obligados por los misioneros españoles y portugueses a formar parte de las reducciones donde eran sometidos a convertirse en el cristianismo, cuyos principios eran contrapuestas a las tradiciones y rituales de este grupo por considerarlos “paganos”. Finalmente, frente al temor de las prácticas esclavistas de los portugueses, los tikunas ya no se vieron obligados a esconderse en los bosques sino a buscar refugio en las misiones españolas de los jesuitas. Similar lo que pasó en Europa durante la edad medieval, cuando los campesinos se vieron obligados a buscar refugio en los castillos de los señores feudales.
Tras la expulsión de los Jesuitas de las monarquías católicas, la protección que estos les brindaban desapareció. Durante el siglo XIX las excursiones esclavistas continuaron desde Brasil. Las autoridades del distrito de Loreto obligaron a los indígenas a ponerse a su servicio a tiempo completo. Esto llevó a los tikuna a vivir dispersos y escondidos.
A mediados del Siglo XIX, la región amazónica se constituyó, en escenario económico privilegiado debido a la extracción del auge de productos naturales de la selva, especialmente el caucho. En el río Perené (afluente del Putumayo) se crearon centros caucheros, donde los tikuna representaban la principal fuente de mano de obra. Fueron uno de los pueblos indígenas que más sufrió debido al tráfico de esclavos, junto con el grupo Huitoto del río Putumayo. Además de la explotación durante el boom del caucho, los tikuna de Brasil y Perú, fueron utilizados como mano de obra en la extracción de la madera.
Con el conflicto peruano-colombiano de 1932, por miedo se verían obligados a migrar fuera de la zona de conflicto. A mediados del siglo XX, la intervención de los estados nacionales, proporcionó asistencia médica y educación a los indígenas, haciendo que se establezcan en núcleos poblacionales a lo largo del rio amazonas. Se han dedicado a comercializar fariña, pescado seco o salado.
En la cosmovisión tikuna para algunos la tierra era redonda, otros aseguraban que era plana y tenía un fin, de tal forma que si salías de sus límites podías caer en los abismos. Antes el mundo estaba sostenido por un ser que se llamaba Nguxtapax, que era como su dios supremo, él era el primer hombre. En ese tiempo, el mundo era verde, además recién formado. En la cultura Tikuna se regala a los niños varios amuletos con propiedades mágicas para protegerlos de los malos espíritus y las enfermedades, y estimular los buenos augurios.
Referencias:
P. Mayor, J. Álvarez, J. García & R. Bodmer, “Pueblos indígenas de la amazonia peruana”, Páginas 369 al 373, Iquitos-Perú.