- Miguel Ángel Cadenas, párroco y activista ambientalista
. Sarpullidos, diarreas y las enfermedades propias de estos casos deben ser atendidas con rapidez, precisa Miguel Ángel Cadena, párroco y activista ambientalista, “La salud no es únicamente ausencia de enfermedad. Se precisa atención especializada. El Centro de Salud más cercano a Monterrico y Nueva Alianza dista 3 a 4 horas de bajada y 5 a 6 horas de surcada. Ningún doctor les visita: ni semanal ni mensual, ni semestralmente. Somos conscientes que el gobierno es nuevo y necesita tiempo. Pero, señores, esto no es cuestión de gobierno, es política de Estado”.
“Un derrame de crudo supone un impacto gravísimo a la humanidad de estas comunidades: es impactado su medio ambiente, su pesca como modo de vida, su cosmología, sus relaciones sociales con la cantidad de gente extraña que llega a la comunidad, aumentan los niveles de stress. Por tanto, es preciso información de calidad, acompañamiento en salud mental. Añadimos una atención a los niños y niñas que sufren viendo a sus padres preocupados y no comprenden lo que está pasando. Salud mental intercultural, ¡por si acaso!”
Asimismo, señala que es impensable que se esté de acuerdo en distribuir la ayuda humanitaria y no haya datos oficiales de las comunidades: cuántas comunidades hay, dónde están situadas, cómo se llega a ellas, cuánta población diferenciada por edades y sexo tienen, situación cultural… Es impensable. Esto sólo refleja una desatención y desmembración del Estado brutal. Y una falta de interés político en la ayuda humanitaria, aunque nadie en su sano juicio se atreva a cuestionar. Es más fácil, para el Perú, enviar algún avión de ayuda humanitaria a cualquier lugar del mundo que precise de ayuda humanitaria, que atender la crisis humanitaria de las poblaciones afectadas por la actividad petrolera.
Explica que su opinión no se trata de ofrecer ayuda humanitaria y olvidarse. Al contrario, debe servir para trabajar por una ciudadanía consciente. De no ser así, será contraproducente.
“En junio 2014, sucedió el derrame de petróleo en Cuninico. En aquella oportunidad se distribuyeron agua y alimentos. La gente interiorizó que el agua de la quebrada y del río está contaminada y no se puede tomar. ¿Y al concluir la ayuda? Continúan tomando agua del río, pero ahora con la percepción de que está contaminada. Una ayuda humanitaria puntual, sin estar insertada en un relato más amplio, no crea ciudadanía y hace daño. Nueva Alianza y Monterrico han tenido un derrame en setiembre 2016, todavía no han recibido ayuda humanitaria. Pero han interiorizado, a partir de Cuninico, que cuando sucede un desastre de este tipo hay que recibir agua y alimentos, que no llegan. Los niveles de stress se disparan. La compañía, la confianza, la cercanía de las autoridades pudieran hacer mucho más llevadera esta crisis humanitaria. En esto nos jugamos el sentido de lo humano y el concepto de comunidad, si es que significa algo todavía”.
Agregando que si seguimos la ruta de abajo hacia arriba, con las comunidades intermedias: San Pedro (derrame en noviembre 2014), Cuninico (derrame en junio 2014), Urarinas, Nueva Santa Rosa de Urarinas, Nueva Alianza (derrame en setiembre 2016) y Monterrico (derrame en setiembre 2016), podemos ver que Urarinas y Nueva Santa Rosa están en medio de los derrames. “¿Y las comunidades que están en la otra orilla del Marañón como San Antonio, San Francisco y las demás?”
“Sugiero que tiene que haber una “ayuda humanitaria diferenciada” por comunidad. Todos han sido impactados, pero no todos en la misma medida. De ahí lo de “diferenciada”. Y proponemos, para concluir, que el distrito de Urarinas, desde Saramurillo – San José de Saramuro aguas arriba, debería ser declarado en emergencia ambiental y social. Pudiera dar la sensación que con todos estos puntos es difícil intervenir. Cierto, es difícil, pero hay que hacerlo. Pretendemos contribuir a la reflexión común y ayudarnos a todos a intervenir de la forma más adecuada. Por tanto, estamos abiertos a críticas que sirvan para mejorar el interés común. Es probable que sucedan más derrames. Deberíamos ir aprendiendo algo. No podemos actuar en todos con sorpresa, como si fuera la primera vez. Cabe señalar que involucrar a las comunidades en el monitoreo del Oleoducto es impostergable”. (MIPR)