La riqueza de nuestros recursos naturales sigue siendo el botín más preciado de organizaciones delictivas cuyo patrón de incentivos son los altos precios que se cotizan en los mercados, entre ellos el mercado negro.
Su organización incluye también actores locales que deciden entrar en este mundo oscuro ante la opción de generar algún nivel de ingresos que de otra manera no los tendrían en la cuantía de su valor de compra.
El crecimiento de las ciudades aumentó la presión sobre los recursos naturales sobre todo de su fauna silvestre, cuyo frenesí en su caza y pesca debilito el equilibrio ecológico de su ambiente natural, al extremo que muchos de ellos se encuentran en categoría de vulnerable (VU).
Es el caso de las “taricayas” cuyas poblaciones ahora están siendo recuperadas en ambientes controlados y en particular en áreas de conservación donde se han constituidos grupos de manejos para su aprovechamiento integral, haciendo que las partes interesadas se beneficien por su cuidado y recuperación.
Si bien es cierto que este modelo de acuerdos (SERNAMP y poblaciones rurales organizadas) es exitoso, en el concierto de la realidad está perdiendo impulso, a razón que las poblaciones circundantes sienten que los beneficios no son compartidos y es excluyente desde sus pareceres.
Estos grupos de manejo, promovidos también por ONG y por empresas, están debidamente organizados y enfrentan ahora un problema de sostenibilidad, sobre todo en la consecución de liquidez financiera, a razón que el mercado internacional está perdiendo interés por su producto estrella: “charitos”.
Sucede que, nos dice el investigador y economista loretano Roger Grández en su último virtual de Prospectiva Amazónica, que los grupos de manejo están ingresando forzadamente a una crisis sin retorno, a razón que China (que ya tiene complejos de reproducción) y cerró su mercado, y los países como Hong Kong y Japón que son las rutas habituales para el comercio transfronterizo ilegal que abastecen a China, están negociando precios a la baja a los proveedores de Loreto. Se espera una respuesta rápida de los principales actores para reactivar la economía rural de los grupos de manejo.