LEGALIZANDO EL BIOCONTRABANDO.

Hace diez años elaboramos un proyecto para manejo de Zoocriadero a un conocido comerciante de ayudín, en Iquitos. Después de largos meses de trabajo en busca de información, le redactamos hasta lo más mínimo sobre paiches, monos, taricayas, charapas, mata mata, loros, ranas de colores, iguanas, etc. Diseñamos la infraestructura, le proporcionamos los procedimientos administrativos y legales, le proporcionamos algunos clientes de los mercados extranjeros, y listo; un documento que por lo menos debería costar entre 3,000 a 5,000 dólares. Toda con la información de diferentes instituciones como el IVITA, la UNAP, de independientes y especialmente del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana, y consultas verbales con connotados científicos como el doctor Pekka Soini, investigador de este organismo emblemático. Al entregar el estudio el tipo nos dijo qué bueno que está lindo, pero que estaba en crisis y  nos dio 600 soles con la promesa de dar luego el resto (en el cementerio) sabíamos que era cabezazo, ya que como jugador que era estaba acostumbrado a hacerlo. Lo bueno para él, lo malo para nosotros es que tenía, tremenda vara entre algunos conocidos ambientalistas  (no se si sabían de su negocio de grandes aspiraciones o se hacían los tontos) y los movía como él quería para conseguir sus propósitos. No pagó el resto y, oh, sorpresa, a los dos meses tenía en sus manos la autorización de funcionamiento del zoocriadero, y nos enteramos que empezaba a exportar alevinos de paiche a 20 dólares la unidad. Luego  nos asustamos aún más al conocer que iba a exportar si mal no recuerdo más de 300 ejemplares de mata mata (tortuga amazónica considerada antidiluviana) entre 8 y 10 centímetros. Esto era increíble porque en primer lugar las mata mata desovan en ambientes de greda y no arena pura como tenía el jugador y segundo en el mundo entero se conocía que estos ejemplares solo producían diez huevos y de aquí dos o tres nacían. Es decir, este hombre le había ganado a toda la academia científica y de investigadores del mundo. Fui a la calle Pevas, donde estaba su documento de transporte, les expliqué con lo que me había expuesto Pekka Soini, uno de los mejores investigadores científicos del IIAP, y nada, su vara era tan grande que creo que exportó. Es más, recuerdo muy bien que fui donde un joven Rivera, bachiller en ciencias biológicas, un buen alumno, que luego trabajó con el señor Rotondo y le conté lo sucedido y él me dijo que la encargada de esta faena (no faenón) no conocía mucho de la mata mata  y lo había ido a consultar la noche anterior ¿por qué Rivera, un egresado con mística, no tuvo la intención de denunciar este biocontrabando? Supongo que por el rico cebiche que comimos con su chela bien helena o por miedo natural de perder algún puesto de trabajo (yo le estaba ayudando en unos informes técnicos).  Es más, si bien me acuerdo estos animales sólo pueden ser vendidos de cautividad en la segunda generación, es decir en el F2. Busqué ayuda en los conocidos ambientalistas, les expliqué, les demostré con pruebas y lo único que me dijeron es que no quieren meterse en problemas;

además, déjale al hombre surgir en su empresa, me contestaron.  La mata mata es una tortuga  que crece lento, es pues, una animal que después que nace necesita de largos meses o años para tener 8 a 10 centímetros, como me explicó mi amigo  Pekka, científico del IIAP,  y era pues imposible que en dos meses después del funcionamiento del zoocriadero hayan nacido y tenido este tamaño. He aquí el mal ejemplo de cómo hacer empresa legalizando el biocontrabando de nuestras mascotas: con vara de algunos  ambientalistas, de autoridades y de otros políticos, aunque luego prediquen que  tenemos que hacer un manejo eco sistémico ( puro bla bla bla). Si los organismos internacionales se enteran que seguimos en esta informalidad  no comprarán jamás a los amazónicos productos producidos en cautividad en forma legal, como lo hacen miles de habitantes y los perdedores serán como siempre los que no tienen vara, los marginados de siempre.

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