Las palomas del terror

Por lo general nos han enseñado que la paloma es un ave que simboliza la paz. En diferentes plazas del mundo se observan a miles de personas dando de comer y acariciando a estas aves. La mayoría con buenas intenciones, de acuerdo a las enseñanzas religiosas. Otras para cazarlas y llevarlas a la olla, de donde según los expertos en gastronomía se preparan exquisitos manjares.
En fin, la paloma o las palomas, que son de diferentes colores, negras, grises, blancas, han estado  siempre presente en nuestras vidas. Algunas personas están tan obsesionadas con tener contacto con ellas que dedican un tiempo de sus vidas y dinero a alimentarlas y protegerlas sin saber que traen consigo virus y otros elementos que transmiten enfermedades infecciosas.
Desde hace tiempo se ha venido alertando a los que les encantan las palomas que tengan cuidado de no estar muy cerca de ellas, especialmente a los niños. Sin embargo, estas aves a pesar que se les hace volar de nuestros lugares, regresan y en mayor cantidad. Luego, para demostrar que no les afecta nuestros enojos y regaños, hacen sus nidos en los techos de las casas y en los tanques de agua de los hogares, en donde  sacian su sed y depositan sus excretas y orinas.
Aquí está el problema. Se han reportado en varias partes del mundo numerosas  infecciones en múltiples  familias que han consumido esta agua o respirado el polvo de las excretas, incluso, llegando a causar muertes en niños.
Acaban de informar por tv, que en varios distritos de Lima y el Callao, estas palomitas se han convertido en unas plagas ambientales urbanas. Unos dicen que tienen que hacerlas migrar y no matarlas. Eso es imposible. Además muy caro. Lo mejor es sacarificarlas y preparar ricos manjares para deleite familiar o comunal, de lo contrario ellas pueden matar con el transporte de microorganismos letales como los virus.
Este fenómeno no solo ocurre con las palomitas, sino en todos los animales que queremos conservar sin considerar que es necesario extraer o sacar  de la población objeto de la conservación. Eso es buen manejo. Hace años en las aguas continentales del Japón,
apareció un molusco parecido al churo; era  tal cantidad su población en estos cuerpos de agua, que se consideró como una plaga o contaminación  ambiental. ¿Qué se hizo? Los japoneses decidieron limpiar las aguas extrayendo los churos como primer objetivo,  y luego mediante procesos tecnológicos convertirlos en comestibles y envasarlos para su venta en el mercado interno. ¿Será por eso que los  fabulosos  paquetes tecnológicos elaborados en nuestra región  no se vendieron a los empresarios exportadores, ya que el producto en el Japón se producía y vendía a menor costo?  Los japoneses, innovadores de verdad,  mataron dos pájaros de un tiro, limpiaron sus cuerpos de agua, descontaminándolos, y produjeron un producto para consumo humano interno  y de exportación.
Nosotros podemos matar varias palomas de un tiro, alejamos el peligro de contagio y contaminación de las palomitas, cualquiera que sea su color, y los convertimos en insumo para consumo humano. A todos los loretanos nos gusta la paloma, pero, primero está nuestra salud, especialmente la de los niños. La clave de la conservación de los recursos naturales está en el equilibrio de las poblaciones. Si existen en demasía van a causar impactos negativos. Por eso es necesario en todo programa de conservación de animales, considerar una saca racional.