– Carta abierta al nuevo alcalde
Por: José Álvarez Alonso
Señor Alcalde: un gran sector de la población de Iquitos ha depositado su confianza en usted y en su plan de gobierno, y no duda de que tiene las mejores intenciones de hacer una buena gestión. Pero quiero resaltar dos aspectos que son claves para el desarrollo de una ciudad y que no han sido tomados muy en cuenta en la campaña electoral.
Si hay algo que puede contribuir a corto plazo a generar empleo y mejorar la calamitosa economía de los habitantes de esta aislada ciudad es el turismo. Y si hay algo que puede impulsar un desarrollo sostenible e inclusivo de una sociedad a mediano y largo plazo es la educación. Pues bien, ambos, a la par que la salud pública y la tan necesaria inversión privada, están seriamente amenazados por el infernal ruido y la creciente inseguridad que aquejan a Iquitos. Ambas amenazas son perfectamente controlables con decisión y voluntad política, que entiendo a usted no le faltan.
Las dos gestiones municipales anteriores descuidaron de forma irresponsable (y criminal) la seguridad y la salud de la población, priorizando «las obras», como si este aspecto fuese lo único que necesita una ciudad para desarrollarse. Pero una ciudad necesita también, en primer lugar, orden y tranquilidad. En un vano y torpe intento de conseguir unos míseros votos, adoptaron una política irresponsablemente permisiva y tolerante con los violadores de la ley, con los alteradores de la tranquilidad y del orden público, y fueron castigados por la inmensa mayoría los electores en sus intentos reeleccionistas.
Sin duda muchos habitantes de sectores marginales aspiran a ver sus calles asfaltadas -no todos, porque muchos saben que con la pista llega el infernal ruido-. Pero esto puede esperar unos meses, mientras que la salud, la educación y la economía no pueden esperar; el estrés provocado por el ruido nos debilita frente a las enfermedades y los niños no pueden aprender bien en los colegios, y el ruido y el caos ahuyentan el turismo. Con lo que cuesta empistar una sola cuadra se puede impulsar una campaña de sensibilización hacia los conductores de vehículos sobre el grave problema del ruido y las multas a que se arriesgan los infractores, y establecer los incentivos para acabar en pocos meses con esta lacra que no beneficia a nadie y perjudica a todos. Y con lo que cuesta una calle se puede restablecer la operatividad plena del Serenazgo, fortalecer comités de vigilancia de los barrios, y devolver a Iquitos la tranquilidad que esperan los turistas y que añoran sus ciudadanos. Le aseguro que será una de las inversiones más productivas de su gestión y más aplaudidas por la población.
El Comité «Todos Contra el Ruido» trabajó por cinco años sin presupuesto alguno, y ha logrado sensibilizar a la población, que hoy apoya la campaña contra el ruido (según indican las encuestas) junto con la mayoría de gremios y dirigentes de los motocarristas. El Comité Consultivo Regional de Turismo también ha priorizado en las acciones para el 2011 el enfrentar los problemas de la seguridad y de la contaminación sonora para favorecer el turismo en el año 2011. Todos estamos dispuestos a poner lo nuestro para apoyar en esto a su gestión.
No estamos planteando afectar los intereses o el derecho al legítimo trabajado de nadie; todo lo contrario, estamos proponiendo crear las condiciones para mejorar las oportunidades de trabajo, así como la calidad de vida, la educación y la salud de la población. Le reto a usted o a cualquier conductor o propietario de moto o motocarro a que me demuestre un solo beneficio, por pequeño que sea, de la infame práctica de retirar el obligatorio silenciador de un vehículo. En cambio, yo le puedo dar decenas de argumentos sobre los perjuicios y daños que causa. El capricho irracional de un pequeño sector de indeseables y desadaptados conductores de motos y motocarros (menos del 5% del total de motocarristas) ha convertido a Iquitos en una de las ciudades más ruidosas del planeta, y está afectando gravemente la educación de nuestros niños y jóvenes, la salud de la población, y las actividades económicas. ¿Qué más argumentos necesita usted para solucionar de una vez por todas este problema?
Ruido y seguridad están muy vinculados, porque los mismos antisociales que retiran el silenciador a sus vehículos son en su mayoría los que violan constantemente las normas de tránsito, y participan en robos y otros actos de violencia cuando ven la oportunidad. Sacar de las calles a los conductores ruidosos ayudará a mejorar significativamente la seguridad en las calles de Iquitos. Los primeros beneficiados serán, sin duda, los conductores decentes de motocarros, que tienen que soportar de 8 a 12 horas diarias la contaminación sonora provocada por un sector de sus propios colegas, y ven su seguridad en riesgo por sus constantes malas maniobras y exceso de velocidad.
Durante la gestión municipal anterior fallecieron en las pistas de Iquitos 138 personas, en su mayoría jóvenes; cientos más quedaron lisiados de por vida, o sufrieron lesiones graves. Muchos de estos accidentes son evitables, señor alcalde, porque son provocados por jovenzuelos manejando irresponsablemente motocarros y motos a toda velocidad (la mayoría sin silenciador), y violando a vista y paciencia las normas de tránsito. Por favor, sáquelos de las calles, señor alcalde, trabaje con la Policía para hacer cumplir la ley. Y por favor, no condone las multas de aquéllos que han puesto en peligro la vida o la salud de personas, incluyendo a quienes circulan sin silenciador.
Aprovechemos, señor alcalde, la extraordinaria y única oportunidad que nos da la calificación de Iquitos como una de las diez ciudades recomendadas para ser visitadas en el 2011 por la prestigiosa guía de viajes Lonely Planet y por la no menos prestigiosa cadena de noticias CNN. Hagamos de Iquitos una ciudad más habitable no sólo para sus ciudadanos, construyendo un futuro mejor para nuestros hijos, sino para los visitantes: que quienes nos visiten el 2011 se vayan de Iquitos realmente satisfechos de encontrar una ciudad limpia, acogedora, tranquila, hospitalaria, segura, como era Iquitos hace una generación. Hoy la ciudad, dicen los expertos en turismo, como Jammer Ramírez, presidente de CARETUR, «expulsa a sus visitantes», por el caos vehicular, la contaminación sonora y del aire, y la creciente inseguridad. Todos en la ciudad nos veremos beneficiados con el turismo creciente, y especialmente los propios motocarristas, que trabajarán en mejores condiciones en las calles, y tendrán mayores ingresos.
¡Por Dios, Señor, Alcalde, proteja como Padre de Iquitos a los ciudadanos más indefensos, niños, ancianos y enfermos: ordene de una vez esta ciudad, limpie las calles de ruidosos, y tenga la seguridad de que disminuirán los accidentes de tránsito, las muertes en las calles, los robos y violaciones, y se incrementará el turismo! El pueblo se lo sabrá agradecer.
Me parece interesante tus propuestas. Cuando seas alcalde lo cumples. No me gusta tu tono lastimero, sobón.
Oye, babosito, que haces tu por la ciudad, al menos el se preocupa por educar, por gente como tu esta ciudad esta como esta