La radicalización de la huelga de los médicos de ESSALUD, refleja la incompetencia de quienes teniendo en sus manos solucionar semejante problema, no hacen nada y es más, lo ahondan, poniendo en peligro a los asegurados al no tener atención médica.
Cierto es que el problema entre médicos de ESSALUD y el Gobierno, tiene un responsable, el Estado. No hay otro. En este caso como empleador es quien debería haber tomado las medidas correspondientes desde hace mucho tiempo para pagar a los médicos lo que un profesional se merece.
Realmente es indigno que un tal por cual, sin oficio alguno, por ser amigote de quienes ocupan las altas esferas del gobierno, gane arriba de los diez mil soles por su incapacidad en el cargo confiado. Eso, a alguien que se haya quemado las pestañas durante más de 9 años, no le va a cuadrar nunca. Y que sigue estudiando, investigando, actualizándose y capacitándose. Generalmente con sus propios recursos.
Por eso la protesta, por eso la radicalización. En esto no hay intransigencia por parte de los médicos. Por supuesto que no. La intransigencia es del Gobierno que no quiere o no puede, desgraciadamente, adoptar una medida inteligente, sin mezquindad y de una vez por todas zanjar el asunto de la mejor manera posible.
La población debe entender que los conflictos laborales nacen del descontento de la masa laboral por no gozar de los beneficios a los que tiene derecho, como a una paga digna de acuerdo a su ocupación, a su nivel, a su status. De que hay dinero en las arcas públicas. Lo hay. Además existe un fondo de ESSALUD que debe ser utilizado para mejoras en todo nivel. ¿Dónde está?
O esto se ve de manera urgente o nos vamos acostumbrando a vivir entre marchas, manifestaciones, enfrentamientos contra las fuerzas del orden, las bombas lacrimógenas y el estado de sitio. Aumentan los 282 conflictos sociales que señaló el ex Presidente Alejandro Toledo cuando hace unas semanas visitó Iquitos. Y eso ya no es vivir.





