Inesperadamente, cuando hacía gala una de una fortaleza, propia de ella en su fructífera existencia, el sábado que pasó dejó de existir en nuestra ciudad, a los 91 años de edad, la emprendedora y siempre dinámica dama loretana, Perpetuo Socorro Díaz Ausejo, luego de superar durante prolongado tiempo diversos males propios de la naturaleza humana.
Socorrito como la llamaban todos los que la conocieron y gozaron de su valiosa amistad, desde muy joven se sitió atraída por el mundo de los negocios y cumpliendo tareas inherentes a tal faena, recorrió casi todos los ríos de la Amazonía y las zonas fronterizas, primero realizando labores de comercio personal y después asesorando a conocidos empresarios y comerciantes exitosos que luego tuvieron destacada presencia en el desarrollo de Iquitos como ciudad.
Su tenacidad para el trabajo la llevó a cumplir arriesgadas tareas de asesoramiento al siempre recordado Joaquín Abensur, quien en su juventud fue un notable pionero del desarrollo amazónico, siempre contando con el sabio consejo de su juvenil asesora quien no abandonaba su inquietud comercial, logrando con ello la base económica suficiente para gozar de una venerable ancianidad.
El nacimiento de su hijo Salomón, «Shaluco» para los amigos de confianza de esos tiempos, hizo que Socorrito frenara un poco sus imprevistos viajes por los ríos, dedicándose de lleno a atender a su único hijo para el cual avizoraba un futuro promisorio.
Es así como esta enérgica mujer, dueña de un dominio extraordinario sobre todos los avatares que se le antepusieron en su prolífica existencia, diseñó una forma de vida repartida entre su quehacer cotidiano, el comercio y la formación de su único hijo Salomón, el cual cumplidos sus estudios primario y secundario, siempre bajo la tutela de su madre, sigue la carrera de administración de empresas en la capital, dando así una inmensa alegría a su progenitora.
Pero el tiempo, ese señor inexpresivo pero severo, que diseña y comanda nuestra existencia, hizo acto de presencia en la vida de Socorrito y ello la lleva a dejar de lado su trabajo de toda la vida, el comercio, y se dedica por entero a cumplir labores de bien social, apoyando al mismo tiempo la campaña de su siempre bienamado Salomón, que luego de exitosa campaña fue elegido alcalde de la ciudad.
Recién cuando feliz y orgullosa colgó en el pecho de su hijo la medalla de mando edil, la guerrera, emprendedora, dinámica y siempre lista Perpetuo Socorro Díaz Ausejo, supo que había cumplido, que su vida no transcurrió en vano, que su obra quedaba materializada en los ejemplos que ha legado a su hijo y sus nietos, y que sólo le quedaba esperar lo que a todos nos llegara en su momento, el encuentro con el altísimo que estamos seguros ubicará a Socorrito en el altar de los escogidos. Shoquito descansa en paz