La tensión sigue en las calles y también dentro de los hogares donde la violencia familiar no cesa a pesar de la existencia de entidades donde se puede buscar ayuda psicológica y legal antes que la situación se vuelva tóxica, muy dañina y peligrosa.
Y cuando hablamos de tensión en las calles no solamente nos referimos a los robos y asaltos que han vuelto a producirse en la ciudad, en agravio de personas que haciendo esfuerzos consiguen un dinero que se los arrebatan en segundos.
Lamentable también que las personas no aprendemos de las experiencias pasadas y nos exponemos en demasía, como lo ocurrido a un profesor que al salir del banco con el dinero producto de un préstamo, solo, sin protección, sin seguridad, le asaltaron y dejaron sin un sol.
Muy triste realmente porque va tener que devolver ese dinero como si lo habría usado. Es importante que busquemos formas de seguridad cuando de portar mucho dinero se trate y lo peor, circulando por las calles.
Y cuando hablamos de tensión en las calles, ahora se suma el enfrentamiento entre los vendedores ambulantes y los custodios del orden de la policía y municipales que tienen las directivas de no permitir la aglomeración de personas en lugares no previstos o diferentes a los mercados itinerantes.
Así se ha generado una nueva forma de conflicto social casi permanente por venta ambulatoria, por mercadillos que se han formado, por los puestos que se ubican en las veredas de las casas o en los patios delanteros.
Tal vez una solución sería adaptar temporalmente los protocolos sanitarios en los lugares donde se encuentren los vendedores, sea en ventanas, veredas y patios de casas. Que se apliquen las formas de seguridad. Que se deben cumplir las restricciones en tema de ventas y de esa forma suplir el hecho que muchos han perdido el trabajo y ésta sea una forma de subsistencia. Se tiene que encontrar salidas salomónicas en base a la realidad que vivimos.
Formas de seguridad
