– En casa de profesor de religión

La fe se manifiesta de diferentes formas. Hay quienes afirman que la Virgen, o el mismo Jesús, se ha aparecido frente a ellos en momentos de ferviente oración o como una visión del cielo. Rostros y siluetas que aparecen en cortezas de árboles o hasta en tostadas, son puestos en altares y venerados por miles de fieles que llegan desde diversos rincones del globo para ver estas manifestaciones divinas.
La ciudad de Iquitos no es ajena a estas expresiones de fe. El profesor de primaria, Rafael Panduro Calderón, se encarga de enseñar religión desde hace muchos años a los niños de la ciudad y su fe es una de las cosas de las que más se enorgullece. Por eso no es sorpresa que reciba con mucha emoción a los visitantes que llegan a su vivienda en la calle San Lorenzo del distrito de Belén. Con una sonrisa de oreja a oreja él abre la puerta de su casa a quienes quieran ser testigos de estas “manifestaciones de fe”. Como él mismo asegura: “no hay que caer en el fanatismo, eso es algo que yo nunca promuevo. Pero definitivamente lo que me ha sucedido es algo fuera de lo normal y me gusta pensar que mi fe es la que ha llevado a que estas figuras lleguen hasta mí”.
Todo se inició en febrero cuando estaba realizando una pintura, ya que este docente también disfruta del arte, y luego de dejar su obra desatendida por unos momentos volvió para encontrarse con una imagen sorprendente: la pintura se había corrido formando una figura que asemejaba la silueta de la Virgen María. Rafael se sorprendió tanto que olvidó el mural en el que estaba trabajando y enmarcó la parte donde esta figura se formó. En junio su sorpresa fue más grande aún, cuando después de sus habituales sesiones de rezo, vio que las velas que utilizaba en su pequeño altar se habían derretido hasta formar nuevamente la silueta de la madre de Jesús.
Desde ese momento hasta ahora, este incidente se ha repetido varias veces, con lo que este profesor de religión ha logrado reunir más de siete figuras, todas con las mismas características. Al no ser un hecho aislado él está convencido que esto no es una simple casualidad, sino que tal vez es una real manifestación de la ferviente fe que él profesa y que espera otros profesores de religión inculquen a sus alumnos. (C. Chunga)