La pandemia no ha terminado. Desde el concepto de salubridad el virus siguen entre nosotros en todo el mundo, en nuestra comunidad, en el pueblo, en la ciudad, en la metrópoli, en cuanto espacio tengamos para socializar entre las personas, ahí puede haber un infectado asintomático o no, que puede contagiar.
El virus vino para quedarse. Una temporada bajarán los contagios, en otra parecerá que ya no está, y de pronto puede recrudecer al punto de mandarnos a un confinamiento, está sucediendo, y eso será una constante hasta que logremos ganar la guerra contra la covid-19 y sus variantes.
En Iquitos es evidente que pasamos uno de los mejores momentos desde que se inició la pandemia y el periodo del confinamiento, pero, tenemos todavía que afrontar más batallas contra este virus ya que no hemos ganado la guerra contra esta enfermedad, eso debemos tenerlo bien claro.
La conducta social que adoptemos es total determinante. Estos comportamientos deben estar acordes a las recomendaciones médicas que se emitan desde el sector Salud. Una de esas recomendaciones gira sobre el uso facultativo de las mascarillas en los espacios al aire libre, en ambientes ventilados, más no en recintos total cerrados.
Justamente sobre las mascarillas viene dándose la opinión de miles de profesores en todo el país que resulta muy incómodo y sofocante a la hora de hablar para los estudiantes. Por lo que el tema de la vacunación tanto para los escolares como para los docentes, se torna de suma urgencia, debido a la resistencia que pone frente al virus.
Está evidenciado que personas vacunadas de todas las edades son más resistentes al virus de la covid-19. Y por supuesto una buena alimentación que para nada es sinónimo de tener muchísimo dinero, sino, de brindar comida nutritiva aprovechando los productos regionales de temporada sea en frutas y verduras. Es en realidad replantear nuestros hábitos alimenticios.
El aseo personal y en el hogar, el estado de ánimo siempre positivo, con la esperanza y la rutina de caminata, ejercicios, o nadar, siempre en actividad física y el descanso nocturno de 6 a 8 horas y en los menores de hasta 10 horas, será también parte de la defensa contra este virus que muchas vidas de seres queridos ya se ha llevado dejándonos una herida en el alma, la misma que debemos de superar y resistir con fe y acciones.