Uruguay aprendió la lección del primer partido, Perú no. El ‘maestro’ Tabarez (por algo le llaman así) le ganó al ‘mago’ Markarián. Es que no solamente los jugadores juegan, sino también los entrenadores que tienen que planificar su estrategia y fue ahí donde perdimos.
Tabarez nunca permitió que los dos abanderados de Perú, Vargas y Guerrero, se junten para crear peligro en su defensa. Casi nunca aparecieron jugando juntos, incluso Guerrero casi ni tocó la pelota en el primer tiempo, o no me van a decir que luego de la tonta expulsión del ‘loco’, recién comienza a aparecer el delantero del Hamburgo.
Markarián, creemos, pensó que Uruguay le iba a jugar igual como en el primer partido. No fue así. El rival no le dejó hilvanar a Perú, la maña de los orientales permitió incluso que el réferi se muñequee por ratos. Es que así se juega una semifinal, ellos tuvieron raza, nosotros no.
Fue tanta la presión ejercida en el mediocampo, que los peruanos erraban los pases, sobre todo en la primera etapa. No aparecieron varios en los que se confiaba para la marca y en los pases como Cruzado, Balbín y Advíncula. Ni qué decir atrás, Carmona no demostró ser más que Revoredo que estuvo en el banco.
Como dijimos, en el fútbol todo puede suceder; y ahora no fue la excepción. La derrota duele pero hay que seguir para adelante porque la meta son las eliminatorias para el mundial de Brasil. Acá si no habrá peros que valgan, acá no habrá excusas para las malas actuaciones y para no cumplir los objetivos.
En la Copa América, Perú cumplió y con creces ya que nadie imaginaba a nuestro país disputando una semifinal. Por eso, hay que aplaudir esa garra que se dejó en la cancha, esas ganas por no querer perder y por dejar nuestra bandera entre los cuatro mejores del continente.
Otra cosa positiva del deporte rey es que da revanchas y esa estaremos esperando cuando volvamos a enfrentar a los charrúas. ¡Arriba Perú! (GLP)