“El tráfico ilegal de especies es una bomba de tiempo sanitaria”

  • Entrevista a Mariana Montoya, directora Ejecutiva de WCS Perú.


¿Qué es el tráfico ilegal de vida silvestre?
Es el tráfico de especies de fauna y flora silvestre, incluyendo la madera y las especies marinas. Podemos citar como ejemplo, además de animales vivos, pieles, colmillos, aceites, plumas, piezas de madera, fibras, plantas, peces ornamentales, carne de monte. Algunos tienen, incluso, precios más altos que la cocaína.
¿Cuán extendido es el tráfico ilegal de especies en el Perú?
Ya en la primera mitad del siglo pasado se exportaban toneladas de partes de animales de la Amazonía hacia Europa para el mercado de la moda o con fines decorativos. Solo en 2019, más de 6400 animales vivos de origen ilegal fueron recuperados por las autoridades en 22 departamentos del país, y en 2020 se contabilizó en unas 200 las especies animales (terrestres y acuáticas, en su mayoría amazónicas) comercializadas ilegalmente . Según el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), en el Perú existen, por lo menos, 100 zonas de venta ilegal de fauna silvestre.
¿Qué factores explican esta actividad ilegal?
En primer lugar está el lucro: el tráfico de animales silvestres moviliza entre US$ 7,000 y US$ 23,000 millones por año, según la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito. Es la cuarta actividad ilegal más lucrativa del mundo.
Un segundo factor es la normalización. El uso o consumo de animales silvestres siempre se ha visto como algo “normal”. Todavía hoy en día podemos tomar un jugo de rana en el mercado o comprar una pulsera de piel de jaguar.
¿Cuántos eslabones tiene la cadena de tráfico ilegal de especies?
Muchos: la captura o cacería en el medio silvestre, transporte al lugar de acopio, venta al acopiador, transporte a los lugares en donde se ofrecen a la venta que puede ser el mercado local o transfronterizo. Se trata de una cadena que está en constante desarrollo, pues quienes pertenecen a ella buscando nuevos espacios y maneras de comercialización. Por ejemplo: plataformas virtuales y redes sociales.
¿Es el tráfico de animales vivos es una amenaza a la salud pública? ¿Por qué?
El tráfico ilegal de especies es una bomba de tiempo sanitaria. Extraer animales silvestres de su hábitat natural es una potencial fuente de transmisión de enfermedades a los humanos. Un ejemplo es el COVID-19, aparecido en un mercado de animales silvestres vivos. Nos ha demostrado que cuando se extrae, transportan o almacenan animales en pésimas condiciones sanitarias, estamos arriesgándonos a generar una enfermedad zoonótica, es decir enfermedades que pueden transmitirse de animales a humanos y viceversa, a causa de parásitos, virus o bacterias. Hoy se sabe que 60% de las nuevas enfermedades reportadas a nivel global tienen origen zoonótico, y que 700 mil de los más de1.6 millones de virus desconocidos en aves y mamíferos pueden tener riesgos zoonóticos.
¿Qué otra amenaza implica el tráfico ilegal de especies?
El tráfico de especies es, después de la pérdida de hábitats por cambios en el uso de suelos, la segunda causa de pérdida de biodiversidad, que a su vez impacta sobre los ecosistemas. Las especies como aves y primates que son ilegalmente extraídos tienen un papel muy importante en la red trófica, por ejemplo, como dispersores de semillas y polinizadores. Cualquier alteración en el delicado equilibrio natural se traduce en una alteración de los hábitats y los servicios ecosistémicos, es decir, los que nos brida la naturaleza.
También es una amenaza para la subsistencia de comunidades nativas y campesinas que acceden legalmente a estos recursos. La extracción ilegal reduce los recursos disponibles para ellas.
Por último está la corrupción, que corroe nuestro tejido institucional.
¿Qué limitaciones enfrentan las autoridades en la lucha contra el tráfico ilegal de vida silvestre?
Hay una discusión global sobre eso. En muchos casos, la estructura institucional no es idónea. No hay una división clara de competencias y responsabilidades, ni una adecuada asignación de recursos.
En muchos países mega diversos le han asignado la categoría de crimen organizado. Un estudio de análisis comparativo de la normativa aplicada en 12 países, presentado por el Proyecto Prevenir de USAID, concluye que este tipo de categorización brindaría mayores estrategias y herramientas de investigación a jueces y fiscales, ayudaría a desarticular las redes delictivas y, por ende, es un desincentivo para los traficantes.
Como ciudadanos, ¿Qué podemos hacer para contribuir en la erradicación de este delito?
Es necesario que dejemos de normalizar este tipo de actividad, no comprar especies silvestres, para ningún fin, y, además, denunciar el delito donde, y cuando lo veamos, en cualquiera de los eslabones de la cadena de comercialización ilegal, ya sea al momento de la extracción en una comunidad, como en la venta final en un mercado de abastos.