Por: Juan Soregui
Una que otra leyenda cuenta que el emperador Calígula, hijo de Agripina, se desnudó, arregló su cabello y mirándose a un tremendo espejo exclamó: yo soy Dios, sabio y omnipotente.
En realidad, la narración de otros historiadores es otra u otras. Sucede que en esa época romana existían cientos de caballerizas que criaban a miles de equinos con características de mucha fortaleza, juventud, veloces y especialmente bellos.
Uno de estos hermosos animales se llamaba Incitatus, que por esas cosas del destino llegó a vivir en las caballerizas de Calígula, emperador que había perdido el sentido de la realidad y era un hombre cruel que quería mucho a este equino, de tal manera que lo llegó a nombrar cónsul de un pueblo llamado Bitania
Calígula era un emperador que reflejaba la corrupción de gobernantes, comerciantes y empresarios de la sociedad de la época, y eso lo permitía gobernar con todas las facilidades que otorgan la corruptela, el desorden y la maldad.
Como este bello e impetuoso equino no era Dios ni el mismo Calígula, pretendió desafiar a un equino de la caballeriza de otro poderoso.
Cuenta la leyenda, y es de donde viene este síndrome para reflejar la humanidad y no divinidad del hombre es que Incitatus perdió con su rival, lo humilló al emperador y le hizo perder una gran fortuna, supongo como va a suceder con muchos candidatos a alcaldes y presidentes de gobiernos regionales.
Estamos por ejemplo, robos, asesinatos, para llegar al poder del gobierno, es decir para adueñarse del tesoro del Estado peruano, sin importarles la pobreza de la mayoría de los con nacionales.
Calìgula en su soberbia, creía saber todo, y crueldad mandó a Incitatus a matar al Aùriga de una manera cruel, el responsable de la caballeriza. Calígula murió de una manera atroz, que no se puede relatar en esta nota. Así que cuidado con mirarse en el espejo, no vayan a creerse Calígulas y morir como este emperador. Aunque si miramos los gobiernos hay cada Calígula y, todavía bruto, diferente al de la mitología que era inteligente, pero fuera de la realidad. Cuidado, también con los Incitatus que acompañan a los actuales Calígulas. Amén.





