De Iquitos su agua

Por: José Álvarez Alonso

La cuenca amazónica sufrió en el 2005 una sequía como jamás nadie recordaba. Especialmente castigada fue la Amazonía oriental, donde ríos del tamaño del Nanay o el Tigre se secaron completamente, matando a todos sus peces, mientras que enormes extensiones de bosques ardieron por meses. El Ejército de Brasil tuvo que abastecer con helicóptero de agua potable a numerosas poblaciones en zonas donde no había acceso terrestre y los ríos estaban secos. Se dice que ese año la Amazonía vertió más CO2 a la atmósfera que toda la actividad industrial del mundo en su conjunto.

La Amazonía peruana, donde las precipitaciones son habitualmente mayores (1500 a 3500 mm anuales en promedio) el impacto fue algo menor, pero también se sintió fuerte en algunas regiones. En varias ciudades de San Martín y Amazonas, por ejemplo, hubo por meses severas restricciones en el servicio de agua potable, hasta de 18 y 20 horas diarias; en San Martín, decenas de miles de hectáreas de arroz bajo riego y de otros cultivos se perdieron o no pudieron ser sembradas por la sequía. San Martín se declaró en emergencia ambiental, y estableció medidas drásticas para frenar la tala de los bosques, como medida para proteger las fuentes de agua.

Iquitos también padeció restricciones de agua, por el descenso del caudal del río Nanay; los trastornos provocados por la sequía se manifestaron, sin embargo, hasta muchos meses después: el 2006 no hubo casi aguaje en Loreto, mientras que el humarí, el camu camu, el pijuayo y otras especies importantes para la economía  de Loreto produjeron fuera de temporada y tuvieron cosechas muy reducidas; el impacto de estos fenómenos en la fauna silvestre y, especialmente, en las pesquerías no es conocido, pero se sospecha que fue importante, pues los efectos del cambio climático se sumaron a la falta de manejo y a la pésima gestión del recurso pesquero por parte de las instituciones del Estado.

Este año se está vislumbrando una sequía similar; estamos sufriendo un clima sumamente extraño para Iquitos, con falta de lluvias y de sol, debido a la presencia de una niebla propia de otras latitudes. Ante el descenso continuo y bastante precipitado del caudal de los principales ríos de Loreto, que ya se acerca al récord histórico, el SENAMHI ha prevenido a la población y a las instituciones que estén preparadas para una fuerte sequía en los próximos meses.

Los trastornos climáticos no sólo están ocurriendo en Amazonía: según un informe, 17 países del mundo han registrado este año temperaturas máximas históricas, mientras que en Rusia, arrasada por incendios forestales, tuvo este verano las temperaturas más altas en más de 1000 años. Al mismo tiempo, las lluvias torrenciales provocaron grandes inundaciones y deslizamientos de tierra catastróficos en Asia (Pakistán, Cachemira, Afganistán y China). Según se dice, la primera mitad de 2010 fue el semestre más caluroso en la historia del planeta, aunque paradójicamente, en las alturas andinas del Perú y en partes de la selva se hayan producido friajes extremos, con las lamentables consecuencias que conocemos.

«Cada vez tendremos más años como éste», afirma el metereólogo Jeff Masters, del Weather Underground, un servicio de información meteorológica en Internet. Debemos estar preparados. La adaptación al cambio climático y la aplicación de medidas de mitigación están entre las prioridades estratégicas del Perú, considerado el quinto más vulnerable del Planeta frente a este fenómeno. Frente a la previsible creciente crisis de agua en la Amazonía, la principal estrategia es la conservación de los bosques primarios, que son al mismo tiempo fábrica y reservorio de agua, además de fuente de otros incontables recursos naturales y servicios de gran importancia para la población.

Iquitos es particularmente vulnerable a la sequía, porque el Nanay, de donde se abastece la ciudad, tiene sus nacientes en el llano amazónico, donde no existen fuentes subterráneas, sino la fuente de agua es la lluvia. Si el bosque es degradado o destruido, Iquitos sufrirá cada vez más crisis de este vital elemento. El bosque amazónico actúa como una fábrica de lluvia -hasta el 50% de las lluvias se originan en la evapotranspiración del bosque- y un 25% restante, originado en nubes de origen atlántico, no se condensaría si no hubiese bosques. El bosque también actúa como una esponja: favorece que el agua de la lluvia se filtre y empape el suelo, y también su follaje, y luego el agua escurre gradualmente. Donde el bosque ha sido destruido, las lluvias arrastran todo a su paso provocando huaycos e inundaciones, y contaminando los cursos de agua; unos días sin lluvia, sin embargo, bastan para dejar seco el cauce de un río.

Desde hace años el IIAP está promoviendo la conservación de los boques del Nanay para proteger las fuentes de agua de Iquitos, así como los recursos forestales y acuáticos vitales para las poblaciones del Nanay. El Gobierno Regional de Loreto, a iniciativa de las comunidades apoyadas por el IIAP, ha aprobado con este fin la creación de un Área de Conservación Regional en la cuenca alta de este río, propuesta que está pendiente de aprobación final por el Consejo de Ministros. Sin embargo, no cesan las amenazas para esta cuenca y, por tanto, para las fuentes de agua de Iquitos: varios son los descabellados proyectos de plantaciones masivas de palma aceitera y otros monocultivos en la cuenca del Nanay impulsados por traficantes de tierras y agentes de intereses no loretanos, ignorantes de la capacidad de uso mayor de estos suelos (los más pobres de la Amazonía peruana), de la legislación vigente (que prohíbe el cambio de uso para plantaciones comerciales), de los compromisos internacionales del Perú de proteger sus bosques primarios y reducir sus emisiones de CO2, y de la necesidad de proteger las fuentes de agua que abastecen a Iquitos.

Mientras tanto, los candidatos a la Municipalidad Provincial de Maynas, preocupados por los kilómetros de pista y otras nimiedades, no hacen mención en sus campañas ni a éste ni a otros problemas de fondo de la ciudad. Peor aún la actual gestión municipal, preocupada con obras intrascendentes para una ciudad cada vez más violenta, empobrecida y contaminada: además de no preocuparle ni éstos ni otros graves problemas urbanos, ha contribuido a poner en riesgo la calidad del agua potable de Iquitos ubicando el botadero de basura en la cabecera de una quebrada que drena hacia el Nanay.

La ciudadanía debe ser consciente de la importancia de disponer de un recurso tan vital como el agua, abundante y de buena calidad, y apoyar la propuesta política que garantice acciones en este sentido.