El poco interés de nuestras autoridades para promover a fondo la cultura en la población, dice elocuentemente de la calidad de personas que en sus manos está una ciudad llamada Iquitos.
De cuantiosos recuerdos vividos en aquel pasado donde se mezcló la aventura, el patriotismo, la creatividad, el derroche de dinero, la fastuosidad en que vivían las familias antiguas, del boato que adornaban sus reuniones, la elegancia que por el malecón paseaban sus mujeres, de esos lujos que solo nosotros en el Perú podíamos darnos alimentándonos con productos venidos de Europa.
Y algo más, esas gestas históricas nacidas del sentir popular en rechazo a la insensibilidad del centralismo, han dejado huellas y testimonios que aún permanecen vívidos en nuestro tiempo.
La cultura loretana, nacida en la Iquitos, moldeada a nuestra forma de ser y de ver las cosas, es desconocida hasta por nosotros mismos, menos aún por el resto del Perú o del mundo. Su exposición ante los ojos de propios y extraños, sería un punto importante para el despegue del desarrollo cultural de la Amazonía peruana.
Necesitamos que todo agente de desarrollo considere a nuestra cultura como eje imprescindible en el manejo de sus potencialidades, sin el cual no podemos dar un paso adelante en lo que se llama progreso.
Óscar Gamarra Domínguez, un experto en patrimonio, cultura y desarrollo de la Universidad Católica, viene a recordarnos lo mucho que tenemos para exhibir como cultura y está interesado en hacerlo como deberían estarlo nuestras autoridades.
Que su visita sea de provecho es nuestro mejor deseo y que su interés por dar a conocer al mundo lo que guarda esta isla, vaya más allá de la promoción de un albergue situado en el bosque y que Iquitos deje de ser una ciudad de paso.