Buscado por la Ley

Como por un tubo, el ex alcalde de Maynas Jorge Samuel Chávez Sibina, irá a parar en el penal de Guayabamba por orden de los magistrados de la Sala Penal Liquidadora de la Corte Superior de Justicia de Loreto, quienes han revocado el mandato de Comparecencia Restringida por el de Detención disponiendo su ubicación, captura e internamiento en la cárcel de Iquitos, por no haber concurrido a las audiencias programadas por el proceso judicial en su contra por el delito de Peculado Doloso, demostrando así su forma evasiva y su falta de respeto a la norma penal, tal como informa «La Región» en su edición de ayer.

El también ex Congresista de la República, que se refugió en el amparo de la inmunidad parlamentaria para no ser juzgado con sus presuntos cómplices, tendrá que vérselas solo frente a un tribunal de justicia. El haber hecho caso omiso a las citaciones para concurrir a las audiencias en evidente desacato a las normas legales. Va a pesar mucho en su contra. La ley exige respeto.

He aquí un ejemplo de cómo termina un alcalde soberbio, que en su ignorancia creyó que los fondos públicos los podía manejar como si fueran de hacienda propia, sobrevalorando rendiciones de cuentas, presentando facturas falsas de alquiler de habitación de hoteles inexistentes. Este es otro de los muchos casos de alcaldes que han ido a parar en la cárcel por haberse tirado la plata del Pueblo. Eso les espera a quienes hoy vienen haciendo mal uso del dinero, gastando en francachelas y metiéndose al bolsillo buenos fajos de billetes en complicidad con sus más altos funcionarios con quienes hacen la repartija.

La gestión de Chávez Sibina ha sido una de las más escandalosas que tuvo Maynas, a la que sucedieron otras que también enviaron a sus alcaldes y gerentes municipales al banquillo de los acusados.

Y seguirán viéndose estos vergonzosos cuadros en adelante, porque no hay un castigo ejemplar que atemorice al posible delincuente de cometer fechorías en el desempeño de sus funciones. Muchos de los implicados en el delito de peculado, que es como elegantemente se le llama al robo en las instituciones públicas, han sido condenados con penas benevolentes y encima, como premio, con libertad condicional. Por eso es que se ríen de la ley.

La limpieza de sus actos privados y públicos, su honestidad a toda prueba, voluntad de servicio y dedicación a la labor encomendada de los honorables ciudadanos que fueron nuestros alcaldes de antaño, queda como un hermoso recuerdo de un pasado que nunca volverá. Tal vez sí.