Por: José Álvarez Alonso
La matanza de una veintena de delfines rosados (o bufeos colorados, como decimos en ‘charapa’) en una cocha de la comunidad de Bagazán horrorizó la pasada semana a la comunidad loretana, y a muchos otros ciudadanos, en el resto del Perú y el Mundo. No hay justificación posible para tal acto de barbarie. De nuevo Loreto rebotó en las noticias nacionales e internacionales como una región donde priman actos de depredación y de maltrato a la naturaleza. Ya es conocida Iquitos como la capital amazónica del comercio ilegal de fauna silvestre (básicamente carne de monte, pero también animales vivos y subproductos de fauna), de la tala y comercio ilegal de madera, y del ruido insoportable en las calles… Según las investigaciones del IIAP sobre la matanza de Bagazán, aunque las autoridades sólo encontraron a cinco delfines en descomposición, las versiones del Gobernador y otras personas confirmaron que habían muerto más de 20 animales, y que hubo un acto deliberado de los pescadores para encubrir el hecho: abrieron los hinchados vientres de los delfines para hacerlos sumir en el fondo de la cocha.
Asesinar uno de los animales más carismáticos, inofensivos y emblemáticos de nuestra Amazonía sólo se puede explicar por la desinformación que prima en ciertas personas (que creen que eliminando a depredadores naturales aumentarán sus capturas y sus ingresos), y por la extrema dejadez de las autoridades (Policía, Fiscalía, Dirección de la Producción), que no hacen nada para controlar la venta de venenos que se usan habitualmente para la pesca y, en este caso, para el exterminio de una especie protegida, y para evitar la venta en la ciudad de peces capturados con tóxicos.
Los amazónicos, y especialmente los indígenas, siempre han sido sumamente respetuosos con la Naturaleza, y especialmente con los bufeos, a los que las cosmovisiones indígenas dan un lugar preferente. Estos crímenes no tienen nada que ver con la tradición ni la cultura amazónicas, son una expresión de simple y llana avaricia y de la más ramplona ignorancia.
Crimen ecológico
Creer -como lo hacen algunos pescadores- que exterminando los predadores tope, como caimanes y delfines, va a aumentar el número de peces es desconocer las leyes de la Naturaleza. Está ampliamente demostrado que un ecosistema sano, que cuente con todos los eslabones de la cadena trófica, predadores incluidos, es mucho más productivo que uno en el que falten o estén disminuidos los predadores: donde hay en abundancia caimanes, delfines, o tiburones (en caso de ecosistemas marinos) también abundan sus presas. Un reciente documental de National Geographic mostraba a un grupo de científicos explorando arrecifes de coral en el Pacífico sur: en las islas donde encontraron a la población más sana de tiburones, también encontraron la población más abundante y diversa de peces -sus presas-. En las islas donde los tiburones habían sido sobre explotados, también los arrecifes de coral mostraban signos de decadencia, con extensas zonas de corales enfermos y una población de peces disminuida: los tiburones, como súper-predadores, son una de las claves para un ecosistema sano y productivo.
¿Por qué las pesquerías entran en crisis en los lugares donde estos predadores tope han sido exterminados, o significativamente reducidos? Pues porque los predadores son los que mantienen a la población equilibrada, controlando a los animales enfermos o menos aptos, y predando de forma equilibrada sobre todas las especies y grupos de edad. Lo que no ocurre cuando interviene el hombre, que presiona mucho a las especies y tamaños más comerciales, desequilibrando el ecosistema y reduciendo su productividad.
Con la vacamarina o manatí tenemos otro ejemplo dramático de desequilibrio ecológico en la región Loreto por la sobre explotación de una especie. Este animal, que no es un depredador sino un herbívoro, habitaba en grandes números las cochas y caños de toda la Amazonía. Durante el siglo XIX y principios del XX fue cazado masivamente para abastecer a los barcos caucheros y las ciudades amazónicas; incluso la «michira» (carne de manatí frita en su propia grasa) era exportada hacia Moyabamba y otras zonas de ceja de selva. La avaricia humana redujo la población de manatíes a niveles críticos, y hoy es una especie en grave peligro de extinción, con apenas unos cientos de ejemplares supervivientes en la R. N. Pacaya-Samiria y otros lugares remotos.
Pero su desaparición no sólo ha sido una pérdida para la economía regional y para la dieta de los amazónicos: los lagos y caños de los ríos de agua blanca, donde antes proliferaban los peces de escama que representaban la mayor parte de los desembarques pesqueros de Loreto (especialmente boquichico, gamitana, paco, palometa, etc.) hoy están en gran medida cubiertos de la vegetación flotante que prolifera debido a la ausencia de manatíes y otros herbívoros (como charapas, taricayas, ronsocos…). La excesiva cantidad de huama, putu-putu y otras plantas flotantes impide la penetración de la luz solar y el intercambio de oxígeno, y agota los nutrientes del agua, provocando la ruptura de la cadena trófica y el consiguiente empobrecimiento de las cochas, que se convierten en «cochas muertas», donde apenas sobreviven algunos ‘pejes’ negros como shirui, shuyo y fasaco. El manatí adulto consume unos 40 kg. diarios de vegetación y fertiliza con sus heces el agua, impulsando una rica cadena trófica. La creciente escasez de pescado en Loreto tiene varios culpables, como vemos, no sólo pescadores irresponsables y funcionarios ineptos.
Crimen económico: atentado contra el patrimonio turístico
Los delfines están considerados como uno de los grupos más cercanos y parecidos al hombre, por su extraordinaria inteligencia, y su vida social y familiar, y despiertan mucha simpatía, especialmente entre los niños y jóvenes. Son uno de los atractivos turísticos más populares de mares y acuarios, y también del Amazonas. Matar a estos nobles animales, tan entrañables para los loretanos por las leyendas y mitos que hay sobre ellos, es un crimen abominable contra la Naturaleza y contra Loreto (ya que afecta su potencial turístico), que no sólo merece el castigo de la ley, por tratarse de un delito ecológico, sino el repudio de toda persona decente. Las dos especies de bufeos amazónicos se habían librado de la avaricia humana hasta hace poco porque no tenían uso económico, aparte del turístico. La ignorancia y crueldad de algunos pescadores puede acabar con uno de los pocos atractivos turísticos que le quedan al Amazonas cerca de Iquitos, ya que no es la primera vez que se produce la matanza de bufeos por pescadores, usando cebos envenenados. Los bufeos son animales muy longevos y con tasas de natalidad muy bajas: la reposición de esos 20 animales asesinados en Bagazán tomará décadas.
Loreto sufre una crisis crónica de su industria turística, en buena medida debido al deterioro de su principal atractivo turístico, la fauna y la flora amazónicas. Los turistas ya no encuentran en las áreas cercanas a los albergues de los alrededores de Iquitos los grandes animales y árboles emblemáticos de la Amazonía, y que ven en tantos documentales: lupunas, caimanes, paiches, jaguares, guacamayos, sachavacas, lobos de río, anacondas… Éstos, junto con otras muchas especies, han sido extirpados de las zonas más accesibles -y por tanto con más potencial turístico- desde Iquitos y otras ciudades. Los turistas se van a otras regiones donde está mejor conservada la fauna, como Madre de Dios, donde el arribo de turistas extranjeros ha superado los 200,000 al año, mientras en Loreto apenas supera los 40,000.
Es urgente difundir más entre la población los conceptos de sostenibilidad y respeto a la Naturaleza. Diversas ONG están dedicadas a la educación ambiental, pero parece que ésta no llega adonde más debería llegar: a las zonas rurales donde la biodiversidad sufre el embate del ser humano. Pero el mensaje ambiental no debe ser vacío: no se trata de un dilema, animales vs. seres humanos, como algunos pacientes de anorexia mental suelen sugerir. Hay que mostrar -y demostrar con hechos- a la gente que el respeto al medio ambiente y a la Naturaleza no sólo es un imperativo ético, sino la única forma de garantizar un desarrollo sostenible. Hay que mostrar que lo que hagamos a la Naturaleza nos lo estamos haciendo a nosotros mismos. Hay formas de generar riqueza y prosperidad en la Amazonía sin destruir nuestro entorno, muchas comunidades lo han demostrado, como las del Tahuayo, del alto Nanay, y de Yanayacu-Pucate-El Dorado, en la RNPS, lugares donde además de haberse recuperado las pesquerías y la fauna silvestre, para beneficio de la gente, también hay un importante flujo turístico que genera riqueza para muchos otros actores y para las comunidades. Urgente difundir y replicar estos modelos, si no queremos que la miseria siga avanzando en las zonas rurales al tiempo que se destruye nuestro capital natural.
Lamentablemente la ignorancia campea y se enseñorea en el mundo y lo que ocurre en el Perú no es sino una muestra más de cómo está la humanidad de la que somos parte. Estoy en Madre de Dios y de todo lo que he visto, puedo simplemente decir que este departamento es «capital de la depredación de la biodiversidad» porque cada habitante está empeñado en eliminar a todo animal o planta que encuentre a su paso. Veo niños destructores, adultos exterminadores de toda forma de vida. Cada uno se esfuerza creo en emular al otro para tener en su cuenta más animales muertos y otra cosa más: he visto y veo que tienen animales como el ronsoco, monos, loros, guacamayos, osos hormigueros, otorongos y otros que no alcanzaría esta nota, que son esclavizados en las casas como «mas-co-tas» cuandp deberías estar es su hábitad. Las entidades policiales y otras encargadas de velar por la protección qué dicen? esto: «cuando tienen uno no es problema pero si llevaran una jaula llena de aves ahí sí sería delito». Con este criterio cavernario dejarán que cada persona tenga un delfín rosado en un hoyo cavado en su patio? Veo monitos apresados a un árbol del que nunca podrám alejarse jamás por estar atados a su cintura con una soga que por el tiempo transcurrido en su calvario hasta ha hecho desparecer su pelaje en esa zona. Pisan las mariposas nocturnas solo porque tuvieron la «osadía» de volar junto a alguien. En tiempo de lluvia pude ver cadáveres de escarabajos por el piso de toda la plaza de armas de Puerto Maldonado; rescaté a los que pude antes de que fueran muertos pero qué hace uno ante tanto imbécil? Me expuse a ser visto como loco salvando escarabajos y cuanto animalito encuentro, que tiran o patean a los charcos y desagües para que se ahoguen…Es indignante la conducta depredadora de la gente de este pueblo. Queremos cambiar en algo esto? Educación e instrucción son la clave. Que se enseñe desde el jardín hasta la universidad cualquiera que sea la profesión que se estudie. Y las «autoridades» ineptas que sean sacadas de sus cargos. La ciudadanía tome iniciativa.
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