Retrotrayéndos en el tiempo, podría decirse que todo presagiaba que el Perú en general, podría desde el instante de la aprobación por el Congreso de una comisión que cumpliera tareas que solicitaba el gobierno, mediante el otorgamiento de facultades legislativas; sin embargo, en su momento la negativa de los grupos, opositores acordaron la formación de una comisión mixta formada con legisladores de todas las bancadas; pero el consenso no se dio por parte de la oposición, creando el consiguiente malestar en las filas oficiales y el país en general.
Ubicándonos al margen de la decisión opositora y la frustración oficialista, cabe aquí que desarrollemos, nosotros como ciudadanos, hipótesis y sugerencias que permitan discernir hasta donde era positiva y hasta donde no, la intención gubernamental de legislar contra la delincuencia organizada y el crimen, en sus diversas modalidades bajo nuevas formas de sanción, según la tipificación del delito y hasta donde se justifica que la oposición se niegue a respaldar tales cambios, pese al evidente crecimiento de la delincuencia en el país; y si se trata de individualizar, ámbitos geográficos, también en nuestra región.
Hablando sobre el particular, debemos decir que el periodismo más que ningún ámbito público, es el estrato, después del policial, donde se depositan todas las inquietudes y temores de las poblaciones que sienten encarne propia el desamparo a su seguridad personal, como efecto de las leyes vigentes que más parecen hechas para proteger al delincuente y gravar al ciudadano.
La fórmula presentada por el oficialismo en materia de combate a la delincuencia, sintió una aprobación tácita en la mayoría de círculos ciudadanos, y eso parece que despertó ciertas reservas de la oposición, que, no lo dudamos, ante el temor de un posible repunte de aprobación a favor del gobierno, optó por retirar su apoyo inicial, dando el triste espectáculo de un reacción hepática que daña la credibilidad que pudiera otorgárseles en futuros actos de gobierno.
Pero al margen de las consecuencias de tal decisión, podemos decir que hasta ahora no se nota la alternativa que sobre seguridad ciudadana, prometió la oposición, pues se entiende que si se opone a una solución, es porque tiene una alternativa más valedera; que permita penar a los delincuentes de menor cuantía, que con la legislación actual, puede cometer sus tropelías, a sabiendas que sólo le espera una reprimenda; y nuevamente a las calles a seguir atracando a los componentes de una población que en el momento menos pensado, podría reaccionar y poner en práctica la ley de Talión, «Ojo por ojo… diente por diente», con el consiguiente deterioro del respeto y cumplimiento de las leyes de la República. Ojalá no lleguemos a tales extremos por culpa de una oposición analfabeta en seguridad ciudadana».