Estamos en una época donde se corre solo tras el dinero y se descuidan los valores humanos cuyas consecuencias se puede ver en personas de todas las edades metidas en conductas dañinas para la sociedad, y de los cuales todos somos testigos sea en nuestro entorno familias, laboral y en la comunidad.
Por ello es que nos llamó la atención la invocación de la vicepresidenta de la República, Dina Boluarte, en el sentido de pedir a los alcaldes, que, en sus zonas, deberían continuar apoyando a las familias. Y esta expresión nos ha hecho recordar que las municipalidades son el gobierno para los vecinos y vecinas.
Sin embargo, una vez que gana el candidato y se sienta en su sillón para gobernar, solamente se acuerda de la población para dar actividades adormecedoras como las celebraciones sin sentido, cuando se debería reforzar la organización vecinal para el mejoramiento de la calidad de vida.
También les ha dicho a los alcaldes que desde el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social – Midis, necesitan que sean los brazos articuladores en sus territorios, en atención a las demandas de la población.
En definitiva, son alentadoras palabras, pero, si no va acompañada de un plan articulador con sus rutas, presupuestos, supervisiones, reflexiones y evaluaciones, seguiremos hablando bonito y en la realidad seguiremos teniendo escenas inhumanas como permitir mendigos de todas las edades en las calles.
Ellos y ellas son los vecinos abandonados a vista y paciencia de todos y todas. Y nos preguntamos cada día, si esa es la sociedad que queremos, una sociedad indolente, indiferente, así, de qué cuidado a la familia estamos hablando si los presupuestos solo apuntan al fierro y cemento, y se olvida por completo al capital humano.
Es necesario tener programas sociales dirigido a las familias, pero, se muestran débiles si no fortalecemos la prevención de males sociales como la adicción, la delincuencia común, la prostitución, la explotación sexual y laboral, etc, acompañado de programas de recuperación de los indigentes, de los adictos, de los infantes abandonados.
Los millones del tesoro público y del recupero de la corrupción debería ser destinado a estas medidas, que sí serían también un apoyo a las familias.
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Apoyo a las familias
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