Agentes pastorales atienden a adultos mayores abandonados por sus hijos

  • En la casa parroquial “Santo Cristo de Bagazán”.

La obra humanitaria de llevar alimento tres veces por semana a las personas que no tienen un ingreso económico para sobrevivir, es de los agentes pastorales a través del entusiasmo y decisión del Padre Walker Dávila, jefe de la parroquia Santo Cristo de Bagazán.
Las cifras de la pobreza monetaria en el país, son muy preocupantes. En Loreto no hace falta internarse en los pueblos de la región para conocerlas, basta ir por calles aledañas al centro de Iquitos para ver a madres famélicas, con niños desnutridos en brazos, con viviendas por más humildes y con mucha hambre en el estómago.
Frente a ello, poco se hace. Por eso resulta edificante ver cómo a través de las parroquias, a través de Cristo, los agentes pastorales de los diversos sectores, se unen y consiguen donaciones para poder alimentar a los pobres. Una de ellas es la parroquia mencionada dirigida por el Padre Walker Dávila. Está ubicada frente al hospital Santa Rosa.
Antes las colas eran largas de personas que consumían alucinógenos, pero después de la pandemia covid el panorama ha cambiado. Ahora son en mayoría, adultos mayores que llegan con pequeños recipientes para conseguir una ración de comida. Varias mujeres con 3 o 4 hijos. Menores que llegan solos a conseguir algo de comer. Su cuerpo, como una radiografía, muestra la realidad de su existir.
Deolicia, agente pastoral que sirve el picante de plátano al lado de otras compañeras humanitarias, menciona que la entrega de raciones es los días lunes, miércoles y viernes. Que consumen varios kilos de arroz de forma inter-diaria.
“Todo lo que se prepara acá es gracias a Dios, a las donaciones recibidas y al amor del padre Walker que tiene un corazón de niño, sabe servir a la gente. Cada día aumentan los adultos mayores y también menores.
Nos dicen que no tienen hijos o que se han ido de viaje y los han dejado. Que se han ido a vivir lejos y que ni los llaman. “Después de 3 días vamos a comer”, nos dicen un par de hermanas ancianas. Una se quedará sola porque acá tiene su casa y la otra se va a un caserío.
No sé cuántas familias la pasarán así, sin comer. También hay mamás abandonadas con 5 o 6 hijos que vienen acá. Hay una familia completa con TBC, son 10 integrantes y vienen a llevar para comer en su casa. Acá servimos a la gente y hasta donde podamos vamos a seguir sirviendo, esa es la misión de nosotros” dice la encargada de preparación de los alimentos y la repartición.