MISCELÁNEAS DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA.

Hace una semana llegaron mis queridas hermanas de Texas, USA; exiliado en una restinga de anacoreta me visitaron y , además de lo sensacional y avisadas noticias y su enorme confianza en este hijo de Dios, una de ellas me mostró un pequeño producto tecnológico: un cartón de cinco centímetros de largo con una figura de delfín o  bufeo. En la parte de atrás del cartoncito  iba pegado con cinta adhesiva un objeto no identificado (no era ovni para ir a Marte). Mi hermana, que me quiere tanto y que ha prometido llevarme de nuevo a visitar el Álamo, al estilo de John Wayne, antes que Caronte me lleve al cielo, desenvolvió el objeto no identificado y leyendo las instrucciones lo puso en un pequeño pate y vertió media taza de agua tibia y ¡zas¡ como en Macondo, en un minuto el objeto de dos centímetros de largo se transformó en una toalla de algodón  de quince por veinte centímetros, con varios dibujos de peces y delfines y, todavía perfumado. No es magia, los chinos habían desecado la toallita, luego lo empaquetaron y por medio de difusión u ósmosis lo volvieron a su estado y tamaño natural.  Tecnología china, comprada en un mercado de los Estados Unidos de Norteamérica. Este proceso físico químico lo aprendimos nosotros cuando estudiábamos con el profesor mini mol, sólo que hace cuarenta años nadie creía en  esta tecnología. Creo que a los malos candidatos y pésimas autoridades deberíamos enviarlos de esta manera: desecarlos y que en China o en Corea del Norte donde matan a los malos gobernantes los abran como abrimos el pañuelo perfumado que trajo mi hermana. En serio, este proceso se ha hecho en el laboratorio del  AQUAREC DEL INSTITTUTO DE INVESTIGACIONES DE LA AMAZONÍA PERUANA: me refiero   al alimento balanceado para peces que se emplea en acuicultura. Pero, algo que siempre he comentado y que ojalá lo utilicen los nuevos o viejos gobernantes, es el alimento vivo que prepara la doctora Rosa Ismiño y colaboradores. Nadie me lo contó. Yo lo comí fresco, como si fuera mantequilla con un pan. Sabe a quesillo fresco. Este producto podría ser utilizado con lo que produce la empresa loretana MILILAC, entre otras, en programas de alimentación para niños pobres y en general para todos los loretanos, ya que se puede preparar en diferentes maneras. Este quesillo  fresco, se le puede desecar, hacer como hicieron los chinos pegarlo en un cartón para su exportación. Por si acaso esta idea o proyecto de transformación y no de investigación ya lo hizo, lo propuso la empresa loretana Amazon Business & Consulting y está en la fase de prueba. No es magia, repetimos, es aplicar conocimientos científicos e innovación tecnológica. No vayan a convertirse en cacos de proyectos. Lo que tienen que hacer es invertir en ciencia y tecnología como lo hicieron los chinos. ¿Se imaginan la cantidad de toneladas de alimento vivo a base de algas, que se puede enviar a cientos de países para que ellos lo deshagan y preparen en sopas y hasta en tortillas al estilo chifa? ¿Se imaginan la cantidad de gente trabajando para producir este alimento vivo que hasta los astronautas lo tienen en su dieta? Insistimos, sólo es cuestión de unir voluntades, talentos, mentes brillantes, sin pensar en que se fajaron en las campañas. Dejemos de ser una región bananera, pensemos en el desarrollo sostenible con este  y otros proyectos. No sólo sería este producto, sino otros con valor agregado. No sabemos aún, oficialmente, quien ganó, pero cualquiera que sea tomen en cuenta esta idea, especialmente mi pupilo Tulio César Correa que fue felicitado por el mimísimo Alán García, allá en Caballo Cocha por su trabajo en comunidades autogestionarias, y el profesor Javier Cárdenas, profesional proactivo del Ministerio de Producción.  Ah, eso si no se vayan a querer tirar el proyecto, de lo contrario haremos una protesta científica y tecnológica. Por única vez piensen en Loreto, a los que se fajaron (a los malos técnicamente) búsquenles sus chacras y piscigranjas .