Por una política sin corrupción

En esta nota, trataremos de resumir varios ensayos expuestos en diversos textos y reuniones sobre el hombre, la corrupción y la pobreza. Con esto tratamos de ver si en algo contribuimos a remover los escombros de la indiferencia e inhumanidad  de aquellos gobiernos y hombres  que adolecen de miopía social y sólo están soñando, sin tener biografía,  a ocupar cargos  políticos o aferrarse a la  burocracia corruptible,  por los  considerables  dividendos que les deja año tras año.

Se afirmó  en la reunión de periodistas, que es una verdad de aritmética primaria apoyar el  trabajo de la Unicef cuando calculó  que un solo programa para resolver los problemas esenciales  de 800 millones de niños más pobres del mundo, incluidas sus madres, que comprendía la asistencia sanitaria, la educación  elemental, las mejoras de condiciones higiénicas, el abastecimiento de agua  potable y de la  alimentación. Todo costaría una cantidad que parecería  un sueño imposible de 100 mil  millones  de dólares. Sin embargo, no es ilusión ni ensueño, porque esa cantidad  es apenas  el costo de cien bombarderos estratégicos B-18.

En salud, por ejemplo, con el costo de diez  portaaviones nucleares  Nimitz, de los quince que van a fabricar los EE.UU.  antes del 2020  podría  realizarse  un programa  preventivo  que protegiera  en esos mismos trece años a más de mil millones de personas contra el paludismo  y evitar la muerte  -sólo en África-  de más de 14 millones de niños.

Los gastos que ocasiona en la actualidad la guerra contra Irak ya habría servido para irrigar los campos  de más de 2 millones  de   hectáreas  para hacerlas,  producir principalmente  de las zonas áridas y desérticas y, defender a poblaciones de las calamidades y epidemias.

La cancelación de la deuda externa de todo el Tercer Mundo  y  su  recuperación económica durante 10 años, costaría poco más de la sexta parte de los gastos militares y de  la gran difusión de la cultura de armas en ese mismo tiempo.

Jamás el mundo ha conocido empresa alguna de las dimensiones que se conoce que  fabrique máquinas para  destruir, mutilar y asesinar a seres humanos iguales a nosotros  y que además, exista cantidad de profesionales  para inventar y crear máquinas humanas capaces de realizar, a través de la guerra, actos  inhumanos. Tal análisis hizo que  un  periodista  dijera: «No sé si el hombre desciende del mono, pero se lo merece.  Las autoridades cuando llegan al poder se convierten en  socios estratégicos de una serie de empresas nacionales y transnacionales, como compañías editoras de prestigio; se convierten en  aliados  de rentables  terrenos  productivos;  de  haciendas de raigambre feudal; de  universidades privadas;  de bancos, etcétera.