Accediendo a los conocimientos de destacados hombres de la prensa que han dictado escuela periodística en el país y fuera de él, podemos decir:
1.- Informar con objetividad. La misma que debe ser contrastada.
2.- Analizar los hechos sin sesgarlos. Esto es sin ideología ni bandería.
3.- Educar a la población en a) Valores éticos y valores cívicos y b) Valores humanos.
Se debe usar como auxiliares, el Internet, libros, revistas especializadas e investigación.
Encrucijadas: El periodista que trabaja en un medio se encuentra con la realidad empresarial, él no es dueño del medio y esto limita su libertad.
La sociedad peruana es explosiva, se habla de una violencia estructural. El periodista puede ser apasionado, pero no terrorífico, esa no es su función. Ha de comunicar sus ideas con propiedad idiomática, conceptual y si es de voz o imagen, con un tono cordial y sereno
Crítica.- El medio radial, permite la fácil denuncia con altisonancia en la voz y el tono. En el televisivo, exceso de figuretismo y egocentrismo sobredimensionado.
El Escrito, abuso del dicterio manifestado bajo seudónimo.
La incertidumbre que comunican ciertos medios a un público cada vez más ávido de noticias tragedia, es de una dimensión crucial .. Parecería que una especie de sadomasoquismo se apodera de una audiencia cautiva y sometida al cautiverio de un pregón cada vez más denostante, sin que haya nada que en el futuro no limite, sino que controle el vocabulario y la trama creada sobre sospechas y nada sobre hechos respaldados por una debida investigación.
Los medios de comunicación forman parte de la sociedad de cada pueblo, su papel principal es el de ilustrar a la sociedad que los alberga, promoviendo avances culturales que permitan sensibilizar a la población sobre la realidad de su suelo, instándolos a colaborar con sugerencias cuya proyección apunten a nuevos horizontes.
Actualmente los medios de comunicación, sobre todo radial, son una babel de caóticos pronósticos, la sociedad sólo recibe mensajes cargados de pesimismo, denuncias lacerantes y sentencias apocalípticas que sólo permiten avizorar panoramas donde los valores humanos lucen abrumados por una carga tremenda de desconfianza en las instituciones tutelares, gracias a la diatriba interesada que emiten, la mayor parte del tiempo, personajes metidos a periodistas, carentes de una preparación académica para ejercer una fiscalización adecuada de actitudes. Eso ojalá que cambie.