Competitividad

-Como base: La actitud de las propias personas.

Por Gianncarlo Scavino Mestanza   (*)

Competitividad es una palabra de moda, más aún forma parte del tema principal en la 48º Conferencia Anual de Ejecutivos que organiza con éxito el Instituto Peruano de Acción Empresarial IPAE, este año en Urubamba, el Valle Sagrado en el Cuzco, cabe mencionar este acápite, porque gracias a esta iniciativa hecha formalmente por esta organización, hace dos semanas atrás pudimos asistir a un encuentro abierto para discutir temas regionales en torno a las bases de la Competitividad en la Región Loreto, dicha reunión dejo como saldo una increíble fuerza y motivación instalada en quienes de alguna forma somos actores de ese cambio, (los asistentes) y entre todos esos elementos que confluyen directamente en la gestión del cambio cabe mencionar el factor juvenil, aquel que inicia su trayectoria, y aquel que ya tiene experiencia y que reconoce que el cambio es una urgencia en los ámbitos de nuestra administración en general, tanto en la pública como en la privada.

Si bien es cierto, la Región Loreto no se encuentra en una posición expectante en cuanto a índices de competitividad se refiere, estudio válidamente medido por organismos particulares, debemos reconocer y preocuparnos no sólo por esa nada interesante posición, sino el extremo desinterés por factores que a mi juicio deben ser especialmente analizados y puestos en la agenda de gestión, de la empresa privada (pequeñas – medianas y grandes), también de las instituciones del Estado, guardando el respeto por las investiduras y más aún por quienes somos parte de esa iniciativa, es decir los propios ciudadanos, desde sus respectivas trincheras; estudiantes, empresarios, autoridades, vecinos, etc. Éstos elementos de análisis tomados en el Taller de Competitividad en mención apuntan a factores base, como son bajo nivel de comprensión lectora de los alumnos, niveles bajos del sistema educativo, falta de planes y desarrollo e inversión e infraestructura, bajos índices en el mejoramiento de la salud, nutrición y bajos indicadores de inversión en investigación y fortalecimiento de capacidades, sin embargo estos elementos bases de competitividad no sólo forman parte de esa agenda a tratar y mucho más a trabajar por mejorar.

El tema de competitividad bajo los parámetros de un Plan de Desarrollo en conjunto parte de la actitud de las «personas» frente al propio desarrollo, desde el origen mismo de su condición, las ganas de querer hacerlo, de superarse, de motivarse, y de esa forma de articular al individuo con una sociedad en vías de desarrollo.

Por ejemplo, un joven con deseo de superarse debe motivarse a actuar por buscar ese desarrollo personal; estudiar, trabajar, desenvolverse en una sociedad laboral, como fuere; pero además ese joven debe tener metas, objetivos consecuentes y que le genere no sólo un estado de satisfacción, sino de motivación. Una empresa en vías de consolidarse, debe por lo menos establecer un Plan de Negocio, reconocerse en un análisis real y establecer estrategias de acción en las ventas, producción y operatividad; esta misma empresa requiere de personas que activen o hagan funcionar el proyecto, esa actitud de las personas que conforman esta empresa (proyecto) deben estar a la línea de lo que se quiere en factores motivacionales y principalmente, en reconocerse a través de la superación de un proyecto como parte de la superación personal; el joven que comentaba en el ejemplo puede formar parte de esta empresa.

La actitud empresarial nace, crece y se desarrolla en los orígenes de las personas, fortalecer ese proceso hasta consolidarlo en un proyecto más amplio y formado es difícil, cuando sucede, se pueden apreciar grandes negocios, empresas exitosas con gente exitosa, con mandos medios eficientes y eficaces; además con obreros, técnicos o empleados evolucionando, creciendo profesionalmente y familiarmente al igual que la empresa donde labora.

Dicho esto como base de esa competitividad que ahora pregonamos, pero sobre todo buscando las mejores competencias en el medio, vale decir que no sólo está en los planes sociales y bases del desarrollo como la educación y la salud, los factores que hacen un país, una empresa o un proyecto más competitivo está en la base de su gente, de sus ciudadanos.

Esta actitud positiva, reflejada en la gente, debemos incorporarlo además del sector privado o empresarial, también al sector público al aparato del Estado, generando primero, un análisis frontal a los problemas, dotando al Estado de personas con una amplia actitud positiva que congenie con el desarrollo del proyecto (del sector donde se desarrollan) y que se limpien de las suciedades que deja un sector corrupto, falto de ideas, extremadamente burocrático y lento.

El Estado tiene una responsabilidad de insertar a su plana, profesionales, técnicos, pero sobre todo PERSONAS CON ACTITUD POSITIVA para realizar la verdadera reforma del sector público, modernizar la imagen y los procedimientos, a fin de sacar adelante de forma coordinada y «articulada» ESO, que todos llamamos Desarrollo Sostenible, en un ambiente de competitividad.

El autor del texto es Especialista en Marketing Director de GSM

Marketing & Comunicaciones (*)